The Shape of Water: la belleza del silencio | Reseña
Por: Nelly Osco
REVIEW. The Shape of Water nos presenta a Elisa Esposito (Sally Hawkins), una trabajadora de limpieza en un laboratorio oculto de alta seguridad del gobierno estadounidense durante la Guerra Fría. Ella vive junto a su mejor amigo Giles (Richard Jenkins), y está atrapada en una vida de silencio y aislamiento. Un día, Elisa y su amiga Zelda (Octavia Spencer) ven llegar al edificio a un nuevo jefe (Michael Shannon) junto con un científico (Michael Stuhlbarg), quienes llevan consigo una cápsula que contiene a una extraña criatura en su interior. Es aquí cuando la vida de Elisa cambia por completo.
Aunque a simple vista parezca la clásica historia de amor en la que una chica con una vida monótona y aburrida conoce a un chico exótico que sacude su mundo y del que termina enamorándose, Guillermo del Toro lo cuenta a su manera, con su propio estilo y el ingenio al que nos tiene acostumbrados.
La idea del amor entre dos seres tan diferentes, una mujer y una extraña criatura puede no ser algo sencillo de entender si se ve de manera superficial, sobre todo porque en este cuento la princesa no puede hablar y la bestia no se convierte en príncipe, pero The Shape of Water es más que eso, es una reflexión social. Algo que surgió en Del Toro cuando a los 6 años vio Creature from the Black Lagoon (El monstruo de la Laguna Negra) y deseaba que sus protagonistas terminaran juntos, algo que no sucede en la cinta de Jack Arnold.
Esta película con 13 nominaciones al Óscar 2018 nos presenta a personajes con cualidades y personalidades diferentes, una historia bien construida y con motivaciones claras. A través de ellos Del Toro representa de manera sutil el racismo, la homofobia y la intolerancia.
Como la mayoría de escenas principales no tiene diálogo debido a la naturaleza de los personajes, los actores deben transmitir mediante acciones y miradas. Este es el caso de Sally Hawkins, quien interpreta a Elisa y quien sin decir ni una palabra logra proyectar desde curiosidad, complicidad e ilusión, hasta ira, frustración y dolor.
Por otro lado, Michael Shannon interpreta a Richard Strickland, un hombre egoísta, prepotente, que no se preocupa por nadie excepto por él, y se cree superior al resto. The Shape of Water no tiene miedo de mostrar crudeza cuando es necesario, y Strickland es casi siempre el protagonista de estos momentos.
Elisa y Strickland son la representación del silencio y el habla, elementos importantes de esta película de Guillermo del Toro, por un lado el villano grita todo el tiempo pero no dice nada relevante, mientras la protagonista y la criatura no dicen nada y sin embargo logran transmitir mucho.
The Shape of Water es un homenaje a los musicales, y el cine de antaño, ese cine que transmitía los sentimientos a través del uso de sombras, de música o de los encuadres para enfatizar en misterio o la verdadera naturaleza de los personajes. Y es precisamente la música, a cargo de Alexandre Desplat, la que juega un rol esencial en la cinta de Del Toro, ya que complementa varias escenas y permite enfatizar los sentimientos de los personajes.
Así que si planeas ver esta película, ya sea porque todo el mundo está hablando de ella o porque eres de los que se propone ver todas las nominadas al Óscar, ten en cuenta que no solo una historia de amor inusual, se trata de ir más allá de los físico, de aceptar lo que creemos completamente diferente a nosotros.