Peter Greenaway: "El cine se está muriendo lentamente"
A sus 73 años, el cineasta británico Peter Greenaway mantiene intacto su espíritu trasgresor y su ambición cinematográfica. Su última película, Eisenstein in Guanajuato, lo deja en evidencia, pero también su discurso: “El cine se está muriendo muy rápidamente”, dijo en una entrevista con Efe.
Se nota que es un discurso elaborado, que lleva en su cabeza mucho tiempo y que disfruta recitándolo casi de memoria. Aunque también lo lleva a la práctica. La última vez que fue al cine fue para ver Blue Velvet, de David Lynch, año 1986.
“Mi gran preocupación es que tenemos un cine basado en el texto. El Señor de los Anillos, Harry Potter, incluso Godard o Lars von Trier. Todo el mundo se limita a ilustrar textos. No es una buena idea”, sostiene el realizador.
“Otra cosa absurda es la pantalla única. Dos tercios del mundo se quedan detrás de tu cabeza. También creo que el cine usa mal a los actores. Pero lo más absurdo de todo es la cámara. Tenemos que cambiar todo eso para poder liberar al cine”, proclama el autor de The Cook, the Thief, His Wife & Her Lover.
Greenaway descubrió a Sergei M. Eisenstein a comienzos de los sesenta, cuando estudiaba Bellas Artes en Londres. “Sigo pensando que la pintura es mucho más importante que el cine”, apunta en un paréntesis. “Pero siempre me decepcionó que la pintura no pudiera tener banda sonora”.
El filme, que se presentó en la pasada Berlinale, es un ejercicio entre la indagación documental y la fantasía que presenta al autor de El acorazado Potemkin como un personaje excéntrico que descubre su homosexualidad.
La historia se centra en el viaje que el cineasta ruso hizo a México en 1931 para rodar una película, tras haber sido rechazado por la industria de Hollywood, y en su relación con el joven y atractivo guía Palomino Cañedo.
“Cuando abandonas tu territorio casero te conviertes en otra persona; incluso si vas de vacaciones, lejos de la gente que conoces. Eso te libera y empiezas a pensar diferente, te abres”, explica.
“A Eisenstein le pasó algo así. Cuando fue a Hollywood invitado por Chaplin se deshizo de Stalin, de Rusia y del materialismo didáctico. Su vida profesional se vio afectada y también la personal. Él nunca llegó a entender su sexualidad, había mucha ignorancia en Rusia. Y esa liberación le permitió ser él mismo”, agrega.
La pregunta es inevitable: ¿cuánto hay de verdad y cuánto de imaginación en esta historia? Pero la respuesta, es otra pregunta.
“¿La verdad? ¿Qué es la verdad? La Historia no existe, sólo los historiadores, y la mayoría de ellos son unos mentirosos. La Historia que aprendemos es la que resulta entretenida de leer, es una rama de la literatura en realidad, llena de intereses creados”, añade.
La idea de Greenaway es hacer una trilogía. “Hay mucho que decir sobre Eisenstein, pero lo que más me anima más es que hemos encontrado un actor fantástico para el papel”, dice en referencia al finlandés Elmer Bäck, que compone un personaje vulnerable y algo infantil.
Le vemos mear, follar, destrozado por el dolor, de una manera que no veríamos nunca a un actor de Hollywood. ¿Te imaginas al actor de James Bond comportándose así? No”, subraya.
La próxima película versará sobre la estancia de Eisenstein en Hollywood. La idea es empezar a rodar en abril y presentarla en el Festival de Berlín en 2017. Y la siguiente, sobre una estancia en Suiza que servirá para discutir sobre el cine como arte o entretenimiento, describe.
Pero no es el único proyecto que tiene Greenaway sobre la mesa. Actualmente está escribiendo el guión sobre el viaje que el literato francés Alejandro Dumas realizó por el curso del río Volga en 1858, un proyecto con un presupuesto de diez millones de euros.
Y siguiendo con su indagación de biografías artísticas – hace unos años le dedicó un documental a Rembrandt -, también prepara un filme sobre el escultor Constantin Brancusi, en el que usarán drones y 3D.
(Fuente: EFE)