'Narcos' sobrevive sin Pablo Escobar en su temporada 3 | Reseña
Por: César Valero
REVIEW. Narcos es otra serie de televisión sin Pablo Escobar. Si bien el espíritu del drama es el mismo, los Rodríguez Orejuela no tienen la fuerza del ‘Patrón’. Tampoco la complejidad a pesar de la oscuridad de Miguel, Pacho y del Chepe. No son personajes tan ricos como Escobar y eso no es culpa de Netflix. A nivel narrativo, hay personajes que simplemente sobrepasan la naturaleza humana y otros que solo se contentan con un buen lugar. Y en el caso de la tercera temporada de Narcos, con un buen lugar dentro de una buena historia.
Lo nuevo de Narcos tiene menos disparos, menos explosiones y menos muertes, pero conserva la velocidad e intensidad dramática de las anteriores entregas. También mantiene el suspenso y el equilibro entre ficción y realidad. Es adrenalínica e inteligente sobre todo en su segunda mitad, como para compensar la falta de un carácter principal de la envergadura de Escobar. También es más latina, más sensual y más eficaz en cuanto al relato de cuatro padrinos de la droga que son testigos del hundimiento de su imperio.
Diez episodios le bastan a la DEA para desarticular el Cartel de Cali, para supuestamente hacer del mundo un lugar más seguro y para quebrar aún más el espíritu del agente Javier Peña (Pedro Pascal), quien vuelve a Colombia en la tercera temporada de Narcos como agregado de la agencia, sin Murphy como compañero y con el mismo mundo en su contra. Los amigos escasean y Peña debe ser lo suficientemente creativo para burlar el aparato de corrupción de un cartel que controla a la misma administración de Bogotá.
Tras la muerte de Pablo Escobar, lograda en parte gracias a la intervención de Cali como los ‘Pepes’, los hermanos Rodríguez Orejuela se apoderan del 80 % de la distribución de cocaína a nivel mundial, pero al mismo tiempo se convierten en el enemigo número 1 de los Estados Unidos y sobre esa persecución gira la nueva tanda de capítulos de Narcos. No hay espacio para viajar atrás. Narcos funciona esta vez solo de manera secuencial y eso ha jugado en contra del mito en torno al cartel. Los ‘Caballeros de Cali’ son todopoderosos desde un inicio y quizá por eso no despiertan ningún tipo de empatía. Tampoco tienen carisma. No son tan malos como Escobar, pero tampoco son tan buenos como su fallecido enemigo. Narcos explora en parte algunos dramas personales de los capos, pero no son lo suficientemente interesantes como para humanizarlos. Tan solo están en la pantalla para escapar de las autoridades mientras intentan hacer un trato y conservar parte de sus operaciones. El juego del gato y el ratón es mucho más breve, pero justo para las ambiciones de un grupo humano sin mucho más que aportar que violencia y venganzas a la historia.
De hecho, el arco más importante de la serie es el de Jorge Salcedo, interpretado con bastante acierto por el sueco Matias Varela a pesar de que su español puede sentirse artificial por momentos, pero qué importa. ¿Acaso el Pablo Escobar de Narcos no es brasileño? Salcedo es el jefe de seguridad del cartel y el informante de la DEA que da la estocada final a los Rodríguez Orejuela. La tercera temporada de Narcos es tanto su prisión como la de Peña.
Narcos ha podido sobrevivir sin Pablo Escobar, pero de cara al futuro de la serie es necesario alimentar el mito antes de pensar en derrumbarlo. Eso sí, nunca debe abandonar su lado informativo – Peña es el nuevo narrador -, ni la selección musical que rinde no solo justo honor a Colombia, sino a toda América Latina, una región tan golpeada pero al mismo tiempo tan festiva.
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