¿Cómo se inició Mario Vargas Llosa en el periodismo?
Los primeros pasos en el periodismo del premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, con solo 15 años de edad en el diario La Crónica, cuyo ambiente le sirvió después de inspiración para su famosa novela “Conversación en la Catedral”, son retratados en un libro del periodista Juan Gargurevich.
“Mario Vargas Llosa: reportero a los 15 años”, publicado por Planeta, es el resultado de la investigación del historiador de la prensa peruana Juan Gargurevich, que presentará el libro en Lima el próximo sábado, cuando el nobel peruano cumple 79 años.
En una entrevista con Efe, Gargurevich, de 81 años, explicó que la idea de este libro, que es una reedición del que publicó hace diez años en la Universidad Pontificia Católica del Perú, surgió mientras navegaba por los archivos del diario La Crónica y se topó con una “cosa mejor que la que estaba buscando”.
Lo que Gargurevich encontró fueron las primeras notas firmadas por Vargas Llosa en 1952, cuando inició su aprendizaje periodístico durante sus vacaciones escolares tras dejar el Colegio Militar Leoncio Prado.
Gargurevich recrea el bohemio periodismo limeño de los años 50 en el tabloide La Crónica, en el que el joven Mario Vargas Llosa entabla amistad con otros redactores como Carlos Ney Barrionuevo y Milton von Hesse, quienes junto con el experimentado jefe de policiales Luis Becerra integraban un grupo que solía terminar las noches en algún prostíbulo.
El propio escritor recuerda en sus memorias “El pez en el agua” “las canas al aire de aquel verano de hombre grande” y menciona a Magda de la que cree que se enamoró “aunque entonces, sin duda, no se lo habría contado a ninguno de mis amigos de bohemia, pues ¿qué hombre en sus cabales se enamoraba de una puta?”, recoge Juan Gargurevich en su libro.
En su temprana incursión periodística, Vargas Llosa firmó varios artículos de opinión en la sección editorial “Nuestros redactores”, que aparecen completos en el libro de Gargurevich.
El primero de ellos publicado el 16 de febrero de 1952 se titula “Esfuerzo a favor del teatro en el Perú” en el que Mario Vargas Llosa elogia la labor de Guillermo Ugarte Chamorro al frente de la Escuela Nacional de Arte Escénico.
A este artículo le siguieron otros dos de salud, otro sobre los chistes y un quinto sobre los espectáculos de cachascán (derivado del inglés “catch-as-can”, agarra como puedas) en el que se burla de las peleas que sostenían luchadores con nombres que se inventó.
Pero además, según Gargurevich, que también trabajó en “La Crónica” aunque no coincidió con Mario Vargas Llosa porque entró dos años después, el nobel peruano también escribió notas policiales que no fueron firmadas.
El fuerte de “La Crónica” era la información policial que publicaba “con absoluta irresponsabilidad”, ya que se inventaban los datos para “dar color” a las notas, recuerda Gargurevich que coincidió con Mario Vargas Llosa en Radio Panamericana en 1958.
En su libro, Gargurevich atribuye a Mario Vargas Llosa varias notas sobre sucesos policiales que conmovían en aquella época a los limeños que estaban bajo la dictadura de Manuel Odría.
Una de ellas sobre la joven artista francesa Jacqueline André que rodó por los acantilados de la Costa Verde y fue encontrada muerta en la madrugada al pie del mar.
Gargurevich dijo a Efe que Carlos Ney Barrionuevo le contó que Mario Vargas Llosa ponía el color a las notas policiales porque “era muy imaginativo” y hacia muy buenas descripciones.
En opinión de Juan Gargurevich, el impacto principal que tuvo para Mario Vargas Llosa su paso por La Crónica es que lo hizo asomarse a “una realidad que él no conocía” de muertes, asesinatos, noches de trago y burdel y le hace “tener calle” a los 15 años.
Fue el propio padre de Mario Vargas Llosa quien puso fin a las prácticas de su hijo en La Crónica al enterarse de que pasaba “malas noches en lugares de dudosa reputación”, explicó el investigador en su libro.
Para el también decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Católica, “La Crónica” es un punto de partida para el Nobel peruano, “es una pista de despegue” y le descubre que “con su pluma puede vivir”.
Según Gargurevich, la novela “Conversación en la Catedral” son “memorias que tienen que ver con la experiencia en La Crónica”.
En la segunda parte del libro, Gargurevich también explica las diversas reacciones que provocó esta novela entre los periodistas del diario La Crónica en los que están basados algunos de los personajes de una de las obras cumbre del nobel peruano.
(Fuente: EFE)