¿Cómo leeremos en el futuro?
¿Seguirá habiendo libros dentro de 100 años o solo se venderán E-Books? Cuestiones acerca del futuro de la lectura en la era digital.
La pregunta no es: ¿qué leeremos dentro de unas décadas? Más importante parece ser cómo lo haremos. Muchas personas se preguntan de qué forma leeremos en el futuro próximo.
Naturalmente, la primera cuestión que nos viene a la cabeza es si se seguirán publicando libros en papel. Teniendo en cuenta el auge de los E-Books, la duda es si existirán o no bibliotecas dentro de un siglo. En caso negativo, ¿qué harán aquellos que tienen la costumbre de coger tomos de los estantes? ¿Tendremos que renunciar a las librerías y optar por gigantes como Amazon para que nos manden los ejemplares directamente a casa?
¿Tendremos que restringir la búsqueda de información a tablets u otros dispositivos que ni siquiera se han inventado aún? Aunque estas y otras preguntas están presentes en nuestras conversaciones desde hace ya un par de años, la llegada al mercado de dispositivos de lectura y smartphones cada vez más sofisticados ha propiciado que se potencie el debate.
Muchas respuestas, muchas especulaciones
Algunas de estas cuestiones ya tienen respuesta. Los que consideran que el papel está acabado, aseguran que cada vez son más las personas que han dejado de lado los E-Books en detrimento de los libros. Los más tradicionales, sin embargo, hacen hincapié en el escaso 5% que aún representan las ventas de libros electrónicos en el mercado total de Alemania. Y es que, según ellos, los nuevos dispositivos nunca serán competencia para el papel, sino una simple alternativa.
El libro en papel se va a extinguir en un futuro cercano, afirman convencidos los más radicales. Aunque sólo sea debido a la escasez de recursos (papel) que viviremos en el futuro, es más que probable que se dejen de imprimir. El libro tradicional se extinguirá por sí mismo. Una vez desaparecida la generación que considera el papel eterno, no habrá ninguna razón para mantener el formato clásico. Las nuevas generaciones, por ejemplo, no utilizan ni libros ni papel hoy en día, a menos que sean las instrucciones de funcionamiento de sus nuevos smartphones.
Los firmes defensores del libro como bien cultural, por su parte, creen firmemente en un futuro en papel. Si bien dudan de la prevalencia de formatos como las enciclopedias o los libros técnicos (manuales, por ejemplo), confían en que las novelas y relatos seguirán imprimiéndose.
Los grandes almacenes y puntos de venta de libros a gran escala si están saliendo perjudicados con el auge de los libros electrónicos. Aquellas librerías que se mantuvieron fieles a la vieja escuela y que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos a través de la especialización literaria, sin embargo, ven cómo su negocio crece. ¡Y qué decir de las editoriales! Siempre habrá libreros comprometidos con la causa decididos a emprender.
El del futuro del libro es un debate necesario y revelador. La transformación cultural de la lectura es sólo una cuestión de tiempo.
(Fuente: Deutsche Welle )