Inmigrantes latinoamericanas en Europa: ¿Quién las cuidará en la vejez?
Llegaron a Europa desde algunos países latinoamericanos a finales de la década de los noventa. En su mayoría, mujeres. Del servicio doméstico y el cuidado de los niños hicieron su fuente de ingreso. Aunque una parte de ellas pudieron regularizar su estatus, muchas siguen en la sombra.
“Ahora, con la crisis económica han vuelto a emigrar, desde España o Italia. El tema que ahora más les preocupa es quién va a cuidar de ellas una vez que envejezcan”, explica a DW María Vivas Romero, socióloga de Center for the Study of Ethnicity and Migrations (CEDEM), de la Universidad de Lieja, en Bélgica.
Ya han dado mucho por sus familiares en el país de origen, la mayoría de las remesas que se envían a América Latina son enviadas por mujeres. Son el 60% de la población inmigrante”, añade Vivas Romero, que justo investiga casos de mujeres colombianas y peruanas.
Una de ellas es Miriam Chuquí, que llegó desde Ecuador a finales de los 90 y ahora es delegada sindical y líder de una asociación de ayuda al inmigrante. En Bruselas, en un acto en homenaje a los inmigrantes latinoamericanos – que han salvado las economías de miles de familias andinas -, Chuqí resaltó el aporte que también han hecho a la sociedad local.
Aporte económico y social
“Un aporte que ha consistido en el trabajo de cuidar de sus los niños y hacer los quehaceres de la casa que la mujer europea pueda ejercer su profesión”, dijo a DW. Ella misma, contadora profesional en su país de origen, con su trabajo en el servicio doméstico sacó adelante a dos hijas, una de las cuales optó por sumarse a la gran ola de migración de retorno.
En su caso, habiendo logrado “sus papeles” con la regularización del 2001 y teniendo ya nacionalidad belga, goza de todos los derechos. Para Chuquí, ¿volver es una opción? “Estoy dividida”, responde.
Cuidado transnacional
“Algunas de ellas aunque sigan en el trabajo doméstico, participan en la política y la cultura. Tienen una vida social aquí y no querrían dejar eso atrás. La gran mayoría, no obstante, piensa en el retorno para ser cuidadas allá por algún familiar”, afirma la socióloga. La alternativa es traer a algún familiar.
“Se trata de prácticas de cuidado transnacionales”, agrega subrayando su escasa visibilidad, a pesar de su importancia económica y social. Es más, nuevas regulaciones europeas ponen trabas a las cadenas migratorias: los padres pueden traer a los hijos, pero ya no a sus progenitores, a quienes también hay que cuidar.
“Sobre todo para los que aún no están regularizados, la mayoría, la situación se plantea muy problemática”, dice Vivas.
(Fuente: Deutsche Welle )