Alianza del Pacífico pone el acento en el emprendimiento y la innovación
La Alianza del Pacífico ha priorizado la innovación y el emprendimiento como estrategias para la generación local de empleos y productos que diversifiquen su oferta en un mercado global.
Colombia, Chile, México y Perú, que representan el 40 % del PIB de América Latina y el Caribe, son principalmente exportadores de materias primas como combustibles, productos mineros y agrícolas, además de manufacturas, sin haber logrado una presencia importante en sectores intensivos en tecnología e innovación.
De allí que estas cuatro economías, con una población total de 216,6 millones de habitantes, no sean ajenas a la corriente que se impone en el mundo de promover la creación de negocios inspirados en el exitoso modelo californiano de Silicon Valley o el ejemplo de Israel, que encabeza las estadísticas de empresas de alta tecnología con un promedio de una por cada 1.844 habitantes.
Cobijados por la Alianza del Pacífico , autoridades y delegados del sector privado acordaron en diciembre de 2013 la primera agenda conjunta para promover el emprendimiento y la innovación, mientras que emprendedores y distintas entidades se han reunido en los foros LAB4+, celebrados en Santiago de Chile y Cali (Colombia).
También los gobernantes han incluido este tema entre sus acciones: en 2013 el entonces presidente Sebastián Piñera señaló que para que Chile sea en 2020 una economía desarrollada requerirá “aprender a innovar, aprender a emprender y también hacer un esfuerzo mucho mayor en inversión, ciencia y tecnología”.
Un año después, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, destacó en la cumbre en Cartagena que este bloque cree en el libre comercio, en la inversión y el emprendimiento siempre promoviendo “la igualdad, la erradicación de la pobreza”.
Una Alianza de este tipo ofrece a los emprendedores acceso a un mercado de mayor tamaño y a mejores fuentes de financiación, dijo a Efe el director del Programa de Desarrollo Emprendedor (Prodem) y experto internacional en emprendimiento e innovación, Hugo Kantis.
“Imaginemos que las incubadoras y las distintas instituciones de apoyo a los emprendedores generaran redes de trabajo conjuntas, eso probablemente ayudaría a que un emprendedor pueda tener una posibilidad de acceder a otros mercados dentro del contexto de un mercado ampliado como el de la Alianza”, explicó el experto.
Señaló que una economía en bloque puede atraer mayor inversión de riesgo o capital emprendedor privado, asunto que constituye un reto para estos países donde gran parte de la financiación proviene de modestos apoyos oficiales a nuevos negocios y son escasas las alternativas para los emprendedores en etapa de expansión.
Kantis apuntó igualmente que los Gobiernos pueden “compartir buenas prácticas, experiencias y lecciones aprendidas” en políticas públicas para impulsar la innovación y el emprendimiento.
De forma individual estos países han diseñado políticas específicas y entidades que fomentan y apoyan con recursos y asesorías no solo a las pequeñas y medianas empresas sino a compañías maduras a dar el “salto” hacia el mercado global.
Como muestra de ello destacan entidades como la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) de Chile, el Instituto Nacional del Emprendedor de México e iNNpulsa Colombia, entre otras.
Los países de la Alianza del Pacífico superan la media regional de 17,6 % de la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA), índice incluido por el “Global Entrepreneurship Monitor” (GEM) para medir el porcentaje de la población económicamente activa con intención de emprender o que tiene un negocio con hasta 3,5 años en el mercado.
Según cifras recopiladas en 2014 por el GEM, que evalúa a 73 países, Perú es segundo en la región, por debajo de Ecuador (32,6 %), con un 28,8 % de su población en edad laboral con intención de iniciar un negocio o que ya es emprendedor, seguido de Chile (26,8), Colombia (20,1) y México (19).
Pero aunque las cifras parecen alentadoras, los expertos señalan que las economías en desarrollo requieren más emprendimientos dinámicos o aquellos con potencial de convertirse en menos de cinco años, vía innovación o por una ventaja competitiva, en una mediana empresa con empleos de calidad y que diversifiquen la oferta productiva del país.
En materia de innovación tecnológica el balón siguen en el campo de los Gobiernos, pues el gasto en investigación y desarrollo de América Latina y el Caribe supone en promedio apenas un 0,84 % del PIB de estos países, muy por debajo del 1,98 % de las economías de Asia oriental y el Pacífico o del promedio mundial, de 2,13 %.
(Fuente: EFE)