CB90: la nueva y ultra rápida patrullera de la Armada Peruana
Por: Lewis Mejía Prada
A pesar de la pandemia mundial del coronavirus, de gran impacto especialmente sobre nuestro país, los planes de desarrollo de las Fuerzas Armadas peruanas no se han detenido.
En el caso de la Marina de Guerra, de cara al bicentenario de la independencia nacional figura uno muy interesante y ya en proceso de hacerse realidad: el de la patrullera CB90.
Se trata de un novedoso diseño del astillero sueco N. Sundin Dockstavarvet, hoy parte del grupo SAAB, que ya equipa a Suecia, Malasia, Estados Unidos y México.
El programa CB90 es muy importante para Perú porque significa la construcción de modernas lanchas de interdicción marítima para la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (DICAPI), aumentando las capacidades de control del escenario acuático.
Importante proyecto
Como se recuerda, en junio de 2020 el Servicio Industrial de la Marina (SIMA Perú) acordó la adquisición del diseño, los planos, materiales y herramientas para el ensamblaje, trabajo conjunto y asistencia técnica para la construcción de las dos primeras CB90.
A la fecha, los juegos de planos ya están en las oficinas en el Callao para su revisión por los ingenieros del SIMA, mientras que los primeros suministros de paquetes CKD (Complete Knock Down o completamente desensamblado) llegarán en febrero próximo para proceder con la fase de construcción.
Se trata de una sola plataforma con capacidad para múltiples misiones, capaz de adaptarse a diferentes operaciones a pedido del usuario: interdicción marítima ante ilícitos en alta mar; interdicción ribereña en ríos navegables (en la Amazonía) así como lacustres (en el Lago Titicaca).
Tiene un casco de aluminio reforzado y una rampa de proa que le permite asumir operaciones militares con infantería de marina o comandos anfibios para desembarco en zonas costeras o ribereñas de difícil acceso.
Un punto a favor de este producto es la generación de empleo calificado para operarios navales en el proyecto, sobre todo en estos tiempos difíciles para la economía por el COVID-19.
Además, con las CB90, el SIMA consolida su liderazgo en el Pacífico sur, y se posiciona como socio estratégico para Dockstavarvet; que evalúa exportar desde el Perú la CB90 a otros países latinoamericanos.
CB90 al detalle
La Combat Boat 90 (CB90) es un diseño de Dockstavarvet, el reconocido fabricante sueco de lanchas de combate y asalto de aluminio, y la versión de exportación (llamada Polaris I) de la embarcación ultrarrápida de asalto militar Stridsbåt 90H de la Armada de Suecia, en servicio desde 1991.
La CB90 destaca por su adaptabilidad a portar sistemas defensivos modulares, incluyendo estaciones remotas, que le permiten mayor nivel de seguridad y eficiencia en sus 360 grados.
Otra ventaja es poder llevar un número superior de efectivos – infantes de marina, guardacostas e inclusive rescatistas – para concretar una tarea con oportunidad y eficiencia.
Por ejemplo, mientras una interceptora común puede llevar seis efectivos, además de su dotación, la CB90 acomoda el triple: su tripulación de tres hombres (timonel, navegante y comandante) más 16 efectivos equipados.
La rampa de desembarco, ubicada en la proa, permite colocar en tierra y rápidamente a una patrulla completamente equipada en casi cualquier punto para asegurar una posición o neutralizar una amenaza en o desde la playa.
Sus dimensiones son 16.29 metros de eslora o largo total, 14.95 metros de largo del casco, 3.4 metros de puntal (alto hasta el radar) y una manga (ancho máximo) de 41 metros.
La nave desplaza 15.800 kilos totalmente vacía, 18,300 Kg. con tanques de combustible llenos y máxima tripulación, y hasta 20.000 kg. a carga máxima, desarrollando una velocidad de 40 nudos a plena carga.
Su grupo propulsor está constituido por dos (2) water jets marca Rolls Royce FF serie Kamewa, que le permite giros a alta velocidad y frenar totalmente en menos de 40 metros; a partir de dos (2) motores de 625 bhp marca Scania modelo D11607 M (diésel), más un generador Westerbeke, 8,0EDT.
Probada en acción
A inicios de la década del 2000, el 90% del tráfico de cocaína de América del Sur hacia los Estados Unidos pasaba por México, vía sus costas del Pacifico (69%) y del Caribe (21%).
Sin embargo, después del 2005, los embarques se redujeron drásticamente, según el Departamento de Defensa de los EEUU, debido al mayor involucramiento de la Armada Mexicana en el esfuerzo antinarcóticos.
Protagonista de las acciones son las CB90s diseñadas para la persecución, intercepción y asalto, que forzaron a los traficantes a cambiar de táctica y navegar a mayor distancia de la costa, consumiendo más combustible e incrementando sus riesgos de ser detectados.
Antes de las CB90s, los marinos mexicanos no tenían nada que se acercara a la velocidad de una lancha rápida tipo ‘go-fast’, pero ahora, con la CB90, pueden alcanzar los 45 o 50 nudos, y desde esa velocidad máxima hacer una parada total dentro de 15 metros, tremenda ventaja operacional.
Las Fuerzas Especiales de la Armada Mexicana han adoptado esta embarcación como sus unidades de superficie de cabecera, siendo la punta de lanza de los patrullajes en el Pacífico y el Golfo.
Actualmente, las CB90 también realizan otras misiones de seguridad nacional, como el cuidado de las plataformas petroleras en el mar frente al Estado de Campeche, que aportan el 70% de la producción de crudo mexicano y representan el 20% del ingreso fiscal anual.
Nuevos escenarios
Las novedosas prestaciones de esta plataforma están generando interés en las fuerzas navales sudamericanas, que también presentan serios desafíos a la seguridad ante el narcotráfico y otros ilícitos en el mar o en los ríos, como la pesca ilegal, el contrabando o el tráfico de personas.
Igualmente, es posible darle un empleo de ayuda humanitaria, contribuyendo con una evacuación de emergencia a personas afectadas en caso de desastre, un escenario frecuente en los países sudamericanos.
Las lanchas CB90, que por primera vez se construirán en Sudamérica, significan la introducción, de una plataforma multipropósito de aluminio con probadas capacidades a nivel mundial.
El modelo es muy versátil y apertura para la industria naval peruana una gran posibilidad de negocio en el desarrollo tecnológico, proveyéndolas a otros países de la región. Pronto lo veremos navegando en el Mar de Grau.