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Amasando un imperio de calles y edificaciones, en menos de dos horas el italiano Nicoló Falcone se alzó vencedor del torneo mundial de Monopoly celebrado este martes en Macao para conmemorar el 80 cumpleaños de este popular juego de mesa.

Hasbro , la empresa con los derechos de uno de los juegos de mesa más longevos, homenajeó las ocho décadas de vida del Monopoly en la ciudad meca del juego de Asia con este particular torneo y la edición especial del juego.

A lo largo de toda la jornada, los 28 contendientes trataron de sacar la máxima rentabilidad a los 20.580 dólares de “dinero” que contiene el juego, comprando, vendiendo e hipotecando calles, estaciones y propiedades inmobiliarias.

Falcone se hizo con la victoria tras una final en la que dejó en bancarrota a sus rivales de Noruega, Japón y Estados Unidos.

“La popularidad y perdurabilidad del Monopoly está en que los jugadores se creen que realmente están haciéndose ricos y que están jugando con su propio patrimonio”, explicó a Efe Phillip Orbanes, juez del torneo y autor de varias publicaciones sobre el Monopoly.

La estrategia y cualidades como la negociación o la sociabilidad puntualizan como herramientas de éxito, pero no son las únicas.

“El 75 % del éxito está en la suerte de los dados y otro 75 % en las habilidades del jugador”, añade irónicamente Orbanes para insistir en que, si bien el poder de los dados es clave, la estrategia también lo es.

“El jugador debe conocer las matemáticas que esconde ese juego y debe saber meditar cada movimiento que haga conociendo la rentabilidad potencial y real de cada compra que realiza”, aclaró el juez del certamen.

Las estadísticas también funcionan: “siempre hay más probabilidades de que los concursantes caigan en las casillas naranjas, junto a la cárcel, por lo que es bueno tener esas en propiedad”, señaló a Efe la concursante española María Neus Alonso Gil.

Esta valenciana llegó casi por casualidad a Macao, “a comienzos de año estuve un par de meses sin trabajar y empecé a jugar al Monopoly a través de Facebook, de ahí me llamaron para competir en el concurso nacional en mayo y, al ganarlo, me invitaron al de China”, explica.

Alonso Gil no pudo compartir la sensación de victoria con su compatriota Antonio Zafra, quien ganó el torneo disputado en Tokio en 2004, ya que quedó en bancarrota durante una de las sesiones del juego.

Tampoco pudo así llevarse los 20.580 dólares “reales”, la misma cantidad en billetes que dispone el Monopoly en su versión clásica, que esperaban para agasajar al ganador de esta decimocuarta edición.

Entre eliminatorias, los concursantes compartían secretos, trucos y lamentaban sus fallos a golpe de un “mala suerte”, todo ello en una sala distendida a la que añadieron un circuito televisado para poder seguir el torneo en toda las áreas del recinto.

“Cada jugada es una sorpresa, puedes comenzar con buen pie, comprando muchos inmuebles pero también puedes ver cómo todo se tambalea dos tiradas después”, dijo el jugador estadounidense Brian Valentine, después de dejar en bancarrota a la jugadora española.

“Para mí no hay una estrategia general, depende de la actitud del jugador con el que estés compitiendo en el momento”, explica el chileno Ángel Ninccodemi, que quedó eliminado en las semifinales.

El de Macao, era el segundo torneo mundial para Ninccodemi, tras participar en 2009 en Las Vegas, a los que llegó tras incontables partidas junto a su hermano antes de convertirse en el número uno en su país.

“Para sacar el máximo rendimiento a las inversiones es importante que, una vez que se posea una calle se construya en ella al menos tres casas”, señaló Orbanes como una de las estrategias más sólidas para garantizar el triunfo de la partida.

El Monopoly fue creado en 1935 por el estadounidense Charles Darrow en Nueva Jersey.

Según datos de la organización del evento, el juego de mesa se ha traducido a 47 idiomas y cuenta con incontables ediciones y anécdotas, entre ellas, la del récord de duración de una partida, fijado en 70 días seguidos.

(Fuente: EFE)