(Foto: Wikimedia)

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Las mujeres en Arabia Saudí no viven con libertad ni tienen la posibilidad de realizar diversas actividades como sí las podrían hacer en otras partes del mundo.

Una de aquellas prohibiciones era el poder votar; sin embargo, esto ya no será un derecho negado, pues ellas podrán ser candidatas y ser designadas miembros del consejo de la Shura, el órgano que se ocupa de asesorar a la monarquía.

“Es un sueño para nosotras (…) Esto permitirá a las mujeres saudíes tener voz en el proceso de toma de decisiones”, indicó Jamal Al Saadi al periódico Saudí Gazatte.

Amnistía Internacional ha denunciado una serie de actividades que las mujeres tienen prohibido realizar en Arabia Saudí, incluso las extranjeras que viajan a ese país para trabajar:

  • Salir de casa sin custodia: las mujeres deben estar acompañadas por un mahram, un hombre guardián. Suele ser alguien de la familia y pasea con ellas para ir de compras o al médico.
  • Conducir: no hay una ley específica que lo prohíba, pero las mujeres, de facto, no pueden realizarlo.
  • Llevar ropa o maquillaje que muestre su belleza: la mayoría viste la abaya, que les tapa el cuerpo por completo. Deben cubrirse también la cabeza. Incluso, hay una policía religiosa que controla la vestimenta femenina y si una mujer enseña aunque sea un dedo del pie, recibe un llamado de atención por considerarse un atrevimiento por el que podría recibir una multa.
  • Probarse la ropa al ir de compras: las mujeres deben comprarse la ropa y probársela en casa. Arabia Saudí es un país ultraconservador por lo que no se pueden quitar la abaya en ningún probador, salvo que sea en algunas tiendas de lujo.
  • Interactuar con hombres: la mayoría de edificios públicos en Arabia Saudí tienen una entrada para hombres y otra para mujeres.
  • Competir en determinados deportes: los Juegos Olímpicos de Londres, celebrados en 2012, marcaron un antes y un después. Fue en esa cita donde participaron deportistas saudíes por primera vez. Fueron dos mujeres: una para judo y otra en atletismo. Esta fue la primera y la única, por el momento.
  • Usar el gimnasio del hotel: Prácticamente ninguno de los hoteles del país permite la entrada de mujeres en sus gimnasios. No importa que sean clientes, los hombres copan todo el espacio y no se sienten cómodos bajo la mirada de una mujer.