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La Biblia, clásicos como El principito o recopilaciones de chistes pueden descubrirse también a través de los minilibros, volúmenes del tamaño de la palma de la mano capaces de despertar la curiosidad del lector con su diminuto formato.
“Tenemos minilibros de refranes, de negocios, para niños, del cosmos, trabalenguas, adivinanzas… Hay muchos títulos”, explica a Efe Apolinario Quispe, representante en México de la editorial peruana Los libros más pequeños del mundo.
Desde el stand que dirige esta año dentro de la 30 edición de la mexicana Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Quispe se afana en enseñar a una concurrida audiencia alguna de las curiosas ediciones que este año ofrecen.
Entre estas originalidades se encuentra una Biblia de 9 milímetros por 8 milímetros, que solo incluye una selección de versículos, y otra con el texto completo y que se acompaña de un soporte de madera donde apoyarla y una lupa para poder ampliar sus letras.
“Los demás libros no requieren de lupa, por ejemplo, este de Las 100 mejores películas”, subraya el promotor, mientras va repasando obras de títulos tan variopintos como Todo sobre los gatos o Cuando los niños preguntan sobre sexo.
Si bien el origen de los minilibros se desconoce, Los libros más pequeños del mundo nació en Perú en 1970, convirtiéndose en un emblema y popularizando el formato en este país andino y en otros tantos, pues hoy la editorial tiene distribución en 28 países.
“Les dimos una forma mucho más atractiva para la lectura para que fuera más popular y para que las personas pudieran llevarse un libro en el bolsillo y pudieran leerlo en momentos de espera”, señala el representante.
Este factor convierte estos libros en una singularidad del mundo editorial y ello, sumado a un precio económico que oscila entre los 20 pesos (un dólar) y los 150 pesos (7,5 dólares), hacen despuntar a los minilibros dentro del océano de papel que supone la FIL Guadalajara.
La FIL, que cierra el próximo 4 de diciembre, reúne en esta edición a 2.000 editoriales de 44 países y 20.000 profesionales del libro.
“Despiertan la atención y la curiosidad, y las personas finalmente al abrirlo se dan cuenta que se pueden leer y los adquieren”, resume el representante. Prueba del éxito es su extenso catálogo, de alrededor de 600 títulos.
Tamara Yantín compra tres libros en menos de tres minutos. Se lleva dos de chistes y uno de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, con ilustraciones incluidas.
“Estamos de visita en la FIL, he comprado estos libros pequeñitos porque el tamaño es curioso y puede llamar la atención a muchas personas, especialmente a niños”, dice esta natural de Puerto Rico, donde tiene su propia editorial.
Ya conocía este modelo de libros – explica – y le parecen económicos.
“Alguna vez los había leídos, sobre todo los de chistes”, añade, y asegura que estos que compró los regalará a los más pequeños de la casa, pues es una manera de acercarles a la lectura.
Además, considera que los minilibros son “una pieza de colección” para mucha gente que se dedica a recopilar libros clásicos en distintos tamaños y formatos.
Convencido del éxito y futuro del formato, Quispe explica que en su stand, ubicado en el Salón Internacional de la gigantesca FIL, también venden libros de otra editorial de minilibros, en este caso de origen mexicano.
“Como consecuencia nuestra, en México se impulsó una editorial. Hacen libros de forma más sencilla y más económica, pero también tienen información bonita. Nosotros los comercializamos y los promovemos”, concluye.
Fuente: EFE