Aurelio Casillas tiene toda la intención de contraatacar (Foto: El Señor de los Cielos / Telemundo)

Aurelio Casillas tiene toda la intención de contraatacar (Foto: El Señor de los Cielos / Telemundo)

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CUIDADO, SPOILER. En vivo y en directo, Aurelio Casillas (Rafael Amaya) desnudó a nivel nacional el lado más oscuro del presidente Omar Terán (Jesús More) y en el acto, se convirtió en el enemigo más grande del país en la sexta temporada de El Señor de los Cielos.

Creyendo que Terán había facilitado el ingreso de los colombianos que atentaron contra su familia, Casillas tomó un canal de televisión y obligó a su presentadora estrella, Carla Uzcátegui (Elsy Reyes), a entrevistarlo, aunque el ‘Señor de los cielos’ solo dijo lo que quiso y en pocos minutos, destruyó la imagen de Terán, quien en respuesta envió a cuantas fuerzas especiales pudiesen llegar a tiempo.

Sabiendo que tenía pocos minutos, Aurelio soltó lo necesario. Primero, reveló que Terán mantenía acuerdos bajo la mesa con los narcotraficantes y que incluso se campaña fue financiada por el dinero del ‘narco’. Segundo, acusó al colombiano Leandro Quezada (Miguel Varoni) de estar detrás de los atentados en su contra. Y tercero, dejó abierta la posibilidad a ser entrevistado a profundidad, aunque en otro momento, por Carla, quien después fue detenida por orden del mandatario. Para Terán, Carla era cómplice de Aurelio, por más que ni él mismo se lo creyera.

Aurelio escapó a duras penas de un retén montado alrededor del canal. Para hacerlo necesitó unas granadas de humo, dispersar a sus hombres y la ayuda de la agente de la DEA Corina Saldaña (Karla Carrillo), quien lo encontró en un automóvil con una mujer pero lo dejó ir. Desde luego, Corina tenía el rostro cubierto y Aurelio no sospechó que se trataba de su nueva amante.

Pasado el peligro, el cartel se reunió nuevamente en la casa San Francisco, donde Aurelio fue regañado tanto por su hija como por su madre por haber retado públicamente a Terán. Ambas comprendieron que desde ahora, el presidente no se detendría ante anda con tal de verlo muerto. Sin embargo, Aurelio hizo lo que creía que debía hacer. Después de eso, intentó consolar a Rutila (Carmen Aub) por la aparente muerte de su novio, prometiéndole que irían a buscarlo en Colombia, y más tarde a Ismael, por la muerte de la que podía ser su nueva familia. Sí, Ismael está recuperándose y llegado el momento, buscará vengar a su novia y a los hijos de esta.

Además de ser detenida, Carla Uzcátegui fue incomunicada con el exterior, a la espera de que Terán le levante varios cargos ficticios. Asimismo, el presidente cargó contra Bernando Castillo (José Sedek), su secretario de estado, culpándolo de la fuga de Casillas en sus narices. En tanto, lejos de todo, se planeaban nuevos golpes contra el ‘Señor de los cielos’.

Tras ser expuesto por Casillas, Quezada reapareció con la consigna de vengarse por esta afrenta y por todo su pasado con su viejo socio y para tal fin, recurrió al lado más corrupto de los gobiernos de Colombia y Venezuela para hundir a su enemigo, con tal de garantizar la continuidad de sus negocios de la droga sin el ‘Señor de los Cielos’. En ese marco, la persona convocada para ir detrás de Casillas es una mujer llamada Ambar Maldonado (Dayana Garroz), una coronela del ejército venezolano, enviada por su mismo presidente para coordinar todo lo referido al tráfico de droga. Por su parte, el Cabo (Robinson Díaz) consiguió cierto consenso entre los capos mexicanos para dejar fuera del negocio a Aurelio Casillas, aunque uno de ellos, después de verlo en televisión, cambió de opinión, algo que el Cabo no está dispuesto a dejar pasar.

Al final del capítulo, Aurelio, Rutila y unos cuantos hombres estaban listos para viajar a Colombia, a pesar de lo peligroso que podía ser visitar el país en este momento, cuando apareció Corina con la verdad por delante: le contó todo a Aurelio, incluido que fue enviada para infiltrarse en su cartel. Y en una zona recóndita de Colombia, el cuerpo de Javi (Alejandro López) fue encontrado en el avión caído, sin saberse si todavía respiraba. Aún así, los lugares quedaron a punto de quemar la nave, con él dentro.