La actriz Headey detalló un supuesto encuentro con el magnate de Hollywood (Foto: HBO)

La actriz Headey detalló un supuesto encuentro con el magnate de Hollywood (Foto: HBO)

Síguenos en Facebook



Lena Headey, quien interpreta a Cersei Lannister en Game of Thrones, se sumó a las otras 44 mujeres que alzaron su voz para acusar al productor Harvey Weinstein de acoso sexual. La actriz Headey detalló en Twitter un supuesto encuentro con el magnate de Hollywood.

“La primera vez que conocí a Harvey Weinstein fue en el Festival de Cine de Venecia. El secreto de los hermanos Grimm se exhibía en el festival y durante el rodaje sufrí un interminable ‘bullying’ por parte del director Terry Gilliam. En un momento, Harvey me pidió que caminara hacia el agua, caminé con él y él se detuvo e hizo un comentario sugerente, un gesto, simplemente me reí, realmente me sorprendió. Recuerdo haber pensado: ‘Debe ser una broma’. Dije algo como: ‘¡Vamos, compañero! ¡Sería como besar a mi papá! Vamos a tomar un trago, volvamos a los demás. Nunca estuve en ninguna otra película de Miramax’”, comienza Headey.


“La próxima vez fue en Los Ángeles. Años después. Siempre había pensado que nunca volvería a intentar nada conmigo, después de reírme y decir ‘nunca en un millón de años’. Creía que él respetaba mi límite y tal vez quería hablar sobre el trabajo potencial. Me pidió que me reuniera para el desayuno. Desayunamos, hablamos de películas, de cine. Me hizo algunas preguntas sobre el estado de mi vida amorosa. Cambié la conversación a algo menos personal. Luego se fue al retrete. Regresó y dijo: ‘Subamos a la habitación, quiero darte un guion’. Caminamos hacia el ascensor y la energía cambió. Todo mi cuerpo entró en alerta máxima. El ascensor estaba subiendo y le dije a Harvey: ‘No me interesa nada más que trabajar, por favor, no creas que vine aquí con tu otra razón, nada va a pasar’”, continua la actriz.


Pero el productor no quedó contento con su respuesta. “Él estaba en silencio después de hablar, furioso. Salimos del ascensor y caminamos hacia su habitación. Su mano estaba en mi espalda, él me estaba empujando hacia adelante, ni una sola palabra. Me sentí completamente impotente, probó su tarjeta de acceso y no funcionó. Luego se enojó mucho. Me acompañó hasta el ascensor, atravesé el hotel y crucé al valet, agarrando y sujetando con fuerza la parte posterior de mi brazo. Pagó mi automóvil y me susurró al oído: ‘No le digas nada a nadie sobre esto, ni a tu gerente, ni a tu agente’. Entré en mi auto y lloré”.