(Foto: Televisa)

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María Antonieta de las Nieves, conocida mundialmente como ‘La Chilindrina’, presenta hoy su libro autobiográfico llamado ‘Había una vez una niña en una vecindad’, donde realiza diversas confesiones sobre su paso y salida del programa ‘El chavo del ocho’.

Entre una de las cosas que cuenta en la publicación de la Editorial Planeta figura lo difícil que fue abandonar el popular espacio liderado por Roberto Gómez Bolaños por necesidad económica, cuando se encontraba en las últimas semanas de su embarazo.

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“Honestamente, me costó mucho trabajo decidirme a dejar a ‘Chespirito’, pero si con él ganaba 100 pesos a la semana, en canal 13 iba a ganar 2 mil pesos por programa, o sea, mil pesos por semana”, se lee en el libro.

Además, precisa que “la vida es un sendero de encrucijadas y muchas veces toma uno el sendero equivocado. ¡Todos cometemos errores!”.

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En el libro, ‘La Chilindrina’ también recalca la buena relación que tenía con Roberto Gómez Bolaños y con la primera esposa de este, Graciela, a quien consultó sobre su salida del programa.

“Fui a su casa, Graciela, su sensacional esposa y gran dama, en toda la extensión de la palabra, me recibió, escuchó con toda atención mi problema y me dio la razón. No era la primera vez que ella me sirviera de paño de lágrimas; como ya no tenía la guía de mi mamá, ella era la única persona íntegra en quien podía confiar. ‘Chespirito’ lamentó mi decisión, pero también entendió mi situación y me dio a entender que podría regresar al programa cuando quisiera, porque mi lugar no lo iba a ocupar nadie”, agregó tal como publica El Universal.

EL ÚLTIMO CAPÍTULO GRABADO

Uno de los momentos memorables del libro es cuando María Antonieta de las Nieves narra lo que fue grabar el último capítulo en el que participó en el programa ‘El chavo del ocho’.

Recordó que la escena era con un pastel que preparó ‘La Bruja del 71’ para ‘Don Ramón’.

“La última toma fue un gran close up de mi barriga, que ya era de ocho meses de embarazo, claro, se suponía que la barrigota se me había formado por haberme comido todo el pastel; cuando el jefe de piso contó los consabidos cinco, cuatro, tres, dos y dio la señal de empezar a grabar, entonces, mi hijo Gabriel, obviamente todavía en mi vientre, hizo su debut televisivo, se empezó a mover con tanta fuerza que juré que lo había captado la cámara”, cuenta en el libro ‘Había una vez una niña en una vecindad’.