(Foto: Discovery Channel)

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Todos sabíamos que Paul Rosolie no murió tras intentar ser ‘comido vivo’ por una anaconda, pero recién hemos visto el domingo por la noche, a través de Discovery Channel, en el especial Eaten Alive, cómo transcurrieron los hechos.

Al comienzo del documental de dos horas, el explorador comenta que “el Amazonas es el mayor campo de batalla natural de la Tierra. Todo, desde el árbol más grande hasta la hormiga más pequeña, va a ser comido”.

Sobre la anaconda, Paul Rosolie dice que es “la especie más terrorífica de la Amazonía. Estamos tratando con un poder que es muy difícil siquiera de imaginar”, pero aún así “voy a buscar a una serpiente que sé que podría ser la serpiente más grande del planeta”.

El ambientalista explicó que la razón por la que se enfrascó en este proyecto – ser tragado hasta el nivel de la cintura para después ser regurgitado – era llamar la atención sobre la crisis ecológica que actualmente amenaza a la Amazonía Occidental debido a la minería, la tala ilegal y la rápida deforestación.

En ese contexto, Paul Rosolie llegó a una zona remota de la Amazonía, donde se dispuso a buscar a la anaconda que conoció hace unos años. En su primer encuentro, el explorador saltó sobre la espalda de la serpiente de 7,4 metros, pero fue arrastrado al agua y por poco salvó su vida. Para Rosolie, esta es la anaconda más grande de la Tierra.

Buena parte del documental gira en torno a la búsqueda del animal, siendo avistado primero sobre agua turbia. Sin embargo, el equipo de Rosolie recién intenta capturarlo de noche cuando se dispone a cazar. El explorado llega a agarrar a la anaconda de la cola, pero la serpiente se agita y escapa.

Cuando hallan a otra un poco más pequeña, Paul Rosolie se pone un traje especial que es bañado en sangre de cerdo, “así que realmente huele a cena para este animal”. La serpiente no tarda en acercarse y enrollarse alrededor del ambientalista, haciendo que este no pueda moverse. Pocos segundos después, Rosolie advierte que no siente sus brazos, mientras que su ritmo cardiaco sube a 180.

“Es muy pesada, estoy tratando de moverme pero no puedo, me ha envuelto totalmente. Mis manos están bien. Ella me agarra. Estoy tratando de levantarme pero no puedo. Ella sabe que no puedo hacer nada más, estoy tratando de liberarme. Siento cada músculo de su cuerpo mientras respira. Estoy tratando de mover los brazos y las piernas… Es increíblemente pesada y saca provecho de eso. Tengo problemas para respirar y puedo morirme”, relata.

La anaconda parece lista para comérselo. Abre sus mandíbulas sobre el casco de Rosolie, pero este dice que siente que su brazo está a punto de romperse. Su equipo acude rápidamente y lo rescata.

Posteriormente, Paul Rosolie contó que parecía que las mandíbulas de la anaconda se atoraron en su casco, aunque de todas maneras sintió su saliva y otros fluidos. También refirió que si no hubiese llevado su traje especial, “mi caja torácica habría aguantado 10 segundos en el mejor de los casos”.

Este traje fue fabricado con fibra de carbono, especialmente diseñado para proteger al aventurero de los apretones mortales de la serpiente y de los ácidos digestivos que genera su estómago. Rosolie también cuenta con una especie de tanque de oxígeno para tres horas, cámaras de filmación y dispositivos de comunicación.

A pesar de este fracaso, el explorador aseguró que continuará con su proyecto y que la próxima vez será con la anaconda original.

¿Qué pasó con la anaconda del experimento fallido? Fue liberada ilesa.


ASÍ FUE EL TENSO ENCUENTRO CON LA ANACONDA