(Foto: Getty Images for Sony)

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En Alemania, y el mundo, la noticia del retiro de Philipp Lahm de la selección germana cayó de sorpresa. Muy distinto fue para el propio jugador, quien según declaraciones otorgadas a la publicación Sportbild entiende este paso como el resultado lógico de un largo proceso. “El adiós al equipo nacional fue una decisión que maduré a lo largo de la temporada pasada”, dijo.

El capitán de los campeones del mundo reveló a través de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) que ya el lunes pasado le había comunicado su determinación al seleccionador Joachim Löw, el único que estaba al tanto de lo que ocurriría hoy.

“Este es el momento de agradecer a todo el cuerpo técnico y de trabajadores de la selección por los diez años que estuvimos juntos. Qué mejor forma de terminar que decirles a todos ¡gracias por un tiempo maravilloso!”, expresó Lahm.

El futbolista ejemplar

Desde su debut con la selección alemana, cuando el entrenador Rudi Völler le entregó su confianza en un partido amistoso contra Croacia en febrero del 2004, Philipp Lahm recorrió un camino en permanente ascenso. El novato que se estrenó internacionalmente en la Eurocopa de Portugal 2004, se convirtió una década más tarde en el máximo líder de su equipo en el Mundial de Brasil 2014.

Lahm personificó la renovación del fútbol alemán. Con él la selección disputó el tercer puesto de los Mundiales del 2006 y 2010, la final de la Eurocopa del 2008 y la semifinal de la del 2012. En el 2014, el jugador coronó con el título en Brasil una carrera casi impecable. En ella el único lunar es la historia de su designación como capitán —a poco de iniciarse la Copa del Mundo de Sudáfrica—, que se produjo en medio de un amargo y polémico tira y afloje con su predecesor, Michael Ballack.

Más que Völler, un entrenador cuyo trabajo Lahm destrozó con ácidas críticas en su autobiografía “La pequeña diferencia” (“más que practicar nos ponía a jugar como si estuviéramos de vacaciones”), fueron Jürgen Klinsmann y —ante todo— Joachim Löw quienes dejaron mayor huella en él. El capitán alemán siempre les retribuyó la estima y el respeto que los dos seleccionadores le entregaron. Donde ellos lo pusieron a jugar, él rindió a un muy alto nivel: fue lateral derecho, lateral izquierdo, mediocentro y hasta volante creativo en un par de situaciones de emergencia.

Para entender cuán importante fue Philipp Lahm para el equipo nacional hay que contar que él posee un récord que quizás sea único en el fútbol internacional: en todos los 113 partidos que jugó con la selección fue titular y únicamente en 15 oportunidades fue sustituido. El capitán cerró su balance con cinco goles anotados, 83 victorias, 17 empates y apenas 13 derrotas. La más dolorosa de ellas fue la de la final de la Eurocopa 2008 ante España, cuando se le escapó Fernando Torres, quien anotó el gol que retardaría en 6 años el ascenso de Alemania a la cumbre del fútbol internacional.

¿Por qué ahora?

Lahm se despide de la selección en la cumbre de su carrera, cuyo ocaso aún se antoja lejano pues con 30 años todavía puede darle mucho al equipo. Pero cuando se observa los retos que aún tiene por delante, y el panorama actual del fútbol alemán, se entiende mejor la decisión del capitán.

A Philipp Lahm le quedaría máximo otro gran torneo internacional para brillar: la Eurocopa del 2016 en Francia. Llegar a esta competición es mucho más probable que aspirar a estar en el Mundial de Rusia 2018.

Aún si llegara a participar en él, existiría la duda sobre en qué condición física se encontraría entonces. El jugador es pieza clave del Bayern, club con el que año tras año cumple temporadas exigentes que dejan mella en un cuerpo que ya ha empezado a sufrir con el rigor de la doble carga (selección y club). Prueba de ello fue el especial tratamiento al que debió ser sometido antes del Mundial de Brasil, que lo obligó a perderse gran parte de la fase de concentración de Alemania.

Es claro que Lahm ha preferido entregarle lo mejor de su fútbol, en la recta final de su trayectoria profesional, al Bayern Mùnich, donde además podrá seguir jugando en la posición que hoy por hoy prefiere: la de mediocampista. Con Alemania esa opción, que él mismo ve como un progreso en su carrera, está cerrada.

Lo que viene

El entrenador Joachim Löw le abrió espacio a Lahm como volante, pero en el Mundial él probó ser más valioso jugando como lateral. Por ello, el doble pivote compuesto por Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira fue reactivado, y detrás de ellos, para esa posición, hay una larga lista de jóvenes talentos que no viajaron al Mundial (entre ellos los gemelos Sven y Lars Bender e Ilkay Gündogan) y otro que debutó con honores (Christoph Kramer). El futuro de Lahm como mediocampista es, por lo tanto, casi inexistente.

La despedida de Lahm, que también es un gesto amable con el cuerpo técnico de la selección pues lo alivia de la carga de un posible conflicto a la hora de renovar la plantilla, le deja un problema a Joachim Löw. Por culpa de la escasez de laterales el seleccionador se verá transitoriamente obligado a seguir adelante con el plan de formar la defensa con cuatro centrales, una idea que funcionó solo parcialmente bien en Brasil.

Y aunque a Löw se le descompone el rompecabezas que logró rearmar para ganar el Mundial 2014, por lo menos puede contar con un heredero del liderazgo de Philipp Lahm con miras a la Eurocopa del 2016. A Bastian Schweinsteiger, quien oficialmente era ya el segundo al mando, le correspondería asumir el brazalete de capitán de la Alemania campeona del mundo.

(Fuente: Deutsche Welle )