Aviones para la guerra que salvan vidas en el Perú
Por: Lewis Mejía
FOTOS | La pandemia nos ha permitido observar el despliegue de las fuerzas armadas en diversos roles, principalmente vigilar a aplicación del estado de emergencia por el nuevo coronavirus o COVID-19.
En el caso de la aviación militar, sin embargo, también se ha puesto en marcha al componente aerotransportado para llevar auxilio a las diversas regiones que más lo necesitan.
De esta manera, aeronaves concebidas y adquiridas para apoyar el esfuerzo de una guerra se han transformado en medios que son esperanza de vida para muchos peruanos.
Legendario Antonov
Desde Cuba y Nicaragua hasta Colombia, México y Perú, los veteranos aviones de transporte medio de la constructora ucraniana Antonov son muy conocidos en América Latina.
Hablamos principalmente del modelo An-32, cuyas especiales aptitudes de vuelos marginales, es decir en condiciones adversas y con alta exigencia, los han convertido en los favoritos de la aviación militar de varios países.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) denomina ‘Cline’ a estos aviones de transporte táctico bimotor turbohélice que formaron parte del dispositivo bélico del Pacto de Varsovia.
En nuestro medio, esta marca que era originalmente soviética está asociada a las fuerzas armadas y también a unos cuantos operadores de la aeronáutica civil que los han empleado en sus actividades comerciales.
Hace más de 35 años el Perú recibió sus primeros An-32B, la versión modernizada respecto al An-32, en reemplazo de los más antiguos An-26, que llegaron de la ex URSS a mediados de la década de los años 1970.
Este cambio obedeció a la necesidad de contar con un sistema de mayor potencia y altas capacidades, capaz de operar a gran altitud y cruzar la cordillera de los Andes, y en climas tropicales, cálidos y húmedos como los de la selva amazónica.
Actualmente, la Fuerza Aérea del Perú, mediante el Grupo Aéreo No. 8, como la Aviación del Ejército, a través del Batallón de Aviones No. 811, los mantiene en operaciones.
Uno, matrícula EP-833, el 1 de mayo llevó un millón 174 622 mascarillas a los gobiernos locales de la región Piura por el Ministerio de Salud (Minsa), para prevenir y reducir la propagación del COVID-19 en las zonas más vulnerables.
De igual manera, la Marina de Guerra del Perú, que acaba de recibir un ejemplar de segunda mano para su Escuadrón Aeronaval No. 32, los tiene volando, habiéndosele visto no solo en aeropuertos de la costa sino también en Iquitos y Ucayali.
En el caso de la Dirección de Aviación Policial (Diravpol) de la Policía Nacional del Perú (PNP), tiene An-32, y utiliza uno con frecuencia para el despliegue del Ministro del Interior llevando medicinas para neutralizar al COVID-19.
En uno de esos viajes, el 4 de junio, llegó a las regiones de Cusco y Puno a bordo del An-342B, y antes lo había hecho a Piura, con un cargamento de pruebas y mascarillas de bioseguridad.
Inolvidable Fokker
Aunque de triste recordación para los fanáticos del fútbol por el accidente que terminó con el equipo del Alianza Lima en diciembre de 1987, la palabra “Fokker” en estos días se ha empleado en asociación con la ayuda humanitaria para enfrentar la enfermedad.
Nos referimos a los aviones navales pintados de gris oscuro, que además de su misión de guerra en el VRAEM contra el narcoterrorismo, siguen trasladando equipos médicos y diversos productos de bioseguridad a las zonas de mayor riesgo ante el virus.
Los Fokker actuales son de la moderna versión denominada F-60 MPA, más capaces y potentes que su antecesor, el F-50. Sin embargo, resultó menos exitoso, pues solo se fabricaron cuatro ejemplares frente a los más de 200 del modelo anterior.
Son aviones que resultan ser ideales para llevar a cabo las misiones de patrullaje marítimo de larga distancia y de búsqueda y rescate, que son las tareas más frecuentes encomendadas por la Marina.
En esa labor se le ha visto desde su arribo en julio de 2010, volando para detectar con sus radares la presencia de embarcaciones realizando alguna actividad ilegal, o en la ubicación de pescadores extraviados en el Mar de Grau.
Hoy, una de sus características más útiles es la puerta lateral de mayores dimensiones, que permite subir y bajar carga más voluminosa, como cajas con pruebas de descarte rápido, mascarillas y demás.
Los días 13 y 14 de mayo, a bordo de un F60MPA de la Aviación Naval, se trasladó a Iquitos – localidad duramente golpeada por la pandemia – un lote de materiales y personal médico del Minsa, gracias a la labor conjunta que se viene realizando con el Ministerio de Salud.
Estos aparatos, adquiridos en Holanda de segunda mano, están asignados al Escuadrón Aeronaval No. 11 de la Armada Peruana, con base en la rampa sur del aeropuerto internacional Jorge Chávez, desde donde casi diariamente alzan vuelo a cualquier destino del país.
El eterno Hércules
Fabricado en los Estados Unidos desde 1965, su denominación formal es la de Lockheed L-100, aunque se ha hecho más conocido como ‘Hércules’, un nombre que en realidad hace referencia a la versión militar, el C-130 que no tenemos.
Los L-100 peruanos están propulsados por cuatro enormes turbohélices y se concibieron como un vector de carga general, y en la Fuerza Aérea del Perú (su único operador en el país) tiene las funciones de transporte táctico medio-pesado.
Esto significa que, con ciertos aditamentos, puede transportar personal y equipos voluminosos en operaciones de guerra, como de hecho ocurrió durante el conflicto del Cenepa de 1995.
Son famosos por haber viajado en varias ocasiones hasta la Antártida, llevando a los científicos de la estación Machu Picchu, asimismo volaron hasta Haití con los contingentes de Cascos Azules peruanos al servicio de la Naciones Unidas.
En 1982, una misión secreta condujo a uno de estos aviones hasta la Argentina, llevando armas y a un grupo de aviadores FAP en calidad de observadores/asesores del conflicto con Inglaterra.
Altamente confiables, ahora vuelan en el interior de nuestro país, en el marco de la estrategia de las fuerzas armadas peruanas para fortalecer las capacidades en salud frente al coronavirus.
El novedoso Spartan
Son los aparatos más nuevos en su tipo actualmente en la aviación militar de transporte peruana, y también prestan servicio con la FAP, con base en la rampa norte del terminal aéreo Jorge Chávez.
El pasado sábado 25 de abril, un Leonardo Spartan C-27J de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), despegó desde el Grupo Aéreo No. 8 en el Callao rumbo a las ciudades selváticas de Tarapoto y Chachapoyas, con varios lotes de guantes, mascarillas y mandiles para el personal del Minsa.
Los C-27J Spartan, fabricados por Leonardo, una empresa de origen italiano, son aviones de transporte táctico militar propulsados por dos motores turbohélices, y se derivan del Fiat/Aeritalia/Alenia G.222.
Empezaron a operar en el Perú a partir del año 2013, y se destinaron a operaciones humanitarias, pero a partir del inicio del estado de emergencia se dedicaron a enfrentar la pandemia.
Estas naves, con tecnología en cabina de vuelo con pantallas táctiles, han permitido un importante apoyo solidario a los afectados por el terremoto en Ecuador en mayo de 2016.
Los C-27J Spartan pueden convertirse rápidamente en una aeroambulancia, con capacidad de llevar hasta 36 camillas, así como sistemas de apoyo al transporte de pacientes, así como sistemas de cuidados intensivos.
Sin embargo, mantienen intacta su potencialidad como elemento de apoyo logístico aéreo, que se ha reflejado en las operaciones de relevo de personal militar asignado al VRAEM, misión a la que regresarán conforme la pandemia vaya cediendo.