Forman el primer equipo femenino de fútbol del Vaticano
Aunque en el Vaticano no hay muchas mujeres, por lo que a la portera la han tenido que “fichar” en el país vecino (Italia), se ha conseguido formar el primer equipo femenino de fútbol de la Santa Sede. La historia ha cobrado relevancia en Facebook.
Salen a calentar en una atípica fría noche del mayo romano en el campo de uno de los centros deportivos cercanos al Vaticano, donde se juega la ya famosa Clericus Cup, el torneo de equipos de sacerdotes y seminaristas, y ríen sorprendidas por ver a la prensa.
No comprenden por qué todo este interés por un grupo de mujeres que se reúnen una vez por semana para entrenarse y echar un partido, explica a EFE Danilo Zennaro, responsable de la asociación “Sport in Vaticano”.
Aunque Zennaro entiende que el fútbol femenino desde hace algunos años ha despertado gran interés y aún más si se juega a la sombra del la cúpula de la basílica de San Pedro, donde de los 4.800 personas que trabajan para la Santa Sede sólo 750 son mujeres.
El responsable de la asociación “Sport in Vaticano” reconoce que la primera pregunta que le hacen cuando se conoce la existencia del equipo femenino es “si juegan monjas” y defiende que “no solo hay monjas en Vaticano”, pues la presencia de trabajadoras laicas en la Santa Sede ha aumentado considerablemente en los últimos años.
“Las cosas han cambiado”, remarca.
Y así se observa cuando trabajadoras de la sala de prensa vaticana, empleadas del supermercado o de los varios dicasterios (los ministerios) de la Santa Sede se ponen a jugar hoy al fútbol bajo las ordenes del entrenador Gianfranco Guadagnoli.
La responsable del equipo y secretaria de la “Asociación de mujeres en Vaticano”, Susan Volpini, explica que todo nació “como un juego” cuando en mayo del año pasado, durante una de las iniciativas para las empleados del Vaticano y sus familias, se organizó un partido de fútbol femenino y esto tuvo mucho eco, por lo que se pensó en que se podría formar un equipo.
Hasta ahora han jugado sólo un torneo interno organizado por el hospital pediátrico del Vaticano Bambino Gesú y ahora está previsto que jueguen varios encuentros en iniciativas de solidaridad. “Porque esto es lo que nos interesa y no la competición”, apunta.
Está formado en un 60 por ciento por mujeres que trabajan en Vaticano mientras que el resto son mujeres o hijas de empleados y van desde los 25 años a los más de 40 y muchas son madres que se llevan a sus hijos a las gradas durante los entrenamientos.
“A veces les parece un milagro poder sacar un día a la semana para estar aquí”, señala Volpini.
Solo tres de ellas tienen un pasado en equipos de fútbol italianos, mientras la capitana es la camerunesa Eugene Tcheugoue, que jugaba hace 30 años en su país natal y ahora arrastra con su buen humor y con su energía al resto de compañeras de equipo.
“Ha sido una idea genial. Nunca podría haberme imaginado volver a jugar aquí en el Vaticano. De tener la oportunidad de volver a divertirme como cuando era una niña dando patadas a un balón en compañía de otras mujeres”, comenta a EFE a bordo campo antes de salir a entrenar.
Reconoce riendo que cuando lo contó a sus colegas de trabajo en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida le “tomaron el pelo” y no se lo podían creer.
Sin embargo, el prefecto del dicasterio, el cardenal Kevin Farrell, tras recibir varias llamadas que le contaron esta iniciativa y le explicaron que una de sus trabajadoras también jugaba, quiso felicitarla personalmente a ella y a aplaudir la iniciativa.
“Creo que todos (en Vaticano) están contentos por esta iniciativa porque además es un modo simple de crear una comunidad fuera del ambiente de trabajo”, apunta Tcheugoue.
Durante el entrenamiento de hoy han tenido que llamar a refuerzos, al equipo del Bambin Gesu, formado por empleadas, enfermeras y doctoras, para poder jugar un 11 contra 11.
Están preparando el partido del próximo 26 de mayo contra el A.S. Roma, que llegó cuarto en su primera temporada en la liga femenina de la Serie A, y el 22 de junio viajarán Viena para enfrentarse a un equipo local.
“Incluso si pierden 30-0, esto no importa”, asegura Zennaro que explica que lo importante en todo esto es “crear vínculos y amistades”.
También para la delantera Barbara de Filippi el resultado no importa: “Nosotras salimos al campo sólo para divertimos. Por el placer de jugar”.
Cristina Cabrejas / EFE