Cuando era obispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio se expresó contra las uniones homosexuales. (Foto: flickr.com/catholicism)

Cuando era obispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio se expresó contra las uniones homosexuales. (Foto: flickr.com/catholicism)

Síguenos en Facebook



“Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? (…) No se debe marginar a estas personas por eso”, dijo el papa Francisco en una rueda de preguntas durante el vuelo de regreso a Roma que dio vuelta al mundo y se volvió portada de varios periódicos.

La afirmación ha sido tomada por algunos como una señal de mayor tolerancia a los gais y sus derechos. Sin embargo, en la entrevista el Sumo Pontífice solo mantuvo la actitud que la Iglesia católica ya tiene frente a este tema: de rechazo al pecado, no a las personas.

En el documento Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, la Santa Sede aclara su posición al respecto: “La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral,a la cual se oponen tanto la *aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales.”

En el diálogo, el papa se rehúsa a pronunciarse contundentemente sobre las legislaciones que amplían el derecho al aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, asegurando que “la Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso” por lo que “no era necesario volver sobre eso”.

Pero Bergoglio enfatizó antes su oposición a ampliar algunos derechos a los homosexuales, como la unión entre personas del mismo sexo. En 2010, cuando era obispo de Buenos Aires, el ahora líder de la Iglesia católica se pronunció contra una legislación que permitiría la unión entre personas del mismo sexo, llamándola una “movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.

El Sumo Pontífice también mantuvo la postura de la Iglesia respecto a la imposibilidad de mujeres sacerdotes, amparándose en las palabras de su predecesor Juan Pablo II. “Esa puerta está cerrada”, aseguró.

Sin embargo, indicó que la Virgen María era una figura más trascendental que los apóstoles, por lo tanto las mujeres son más importantes que los obispos y los curas. Esta situación se deberá “explicar mejor a través de una profundización de la Teología de la mujer”, aseguró.