Las actividades físicas y exposiciones a ambientes muy cálidos pueden causar daños en la salud de los niños. (Foto: Pixabay)

Las actividades físicas y exposiciones a ambientes muy cálidos pueden causar daños en la salud de los niños. (Foto: Pixabay)

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La temporada de verano suele ser la favorita de los niños pues al estar de vacaciones realizan diversas actividades. Y es que los padres de familia aprovechan estos meses para inscribir a sus hijos en disciplinas que los mantendrán activos; sin embargo, si no se toman los cuidados necesarios, ellos pueden ser los más afectados por las elevadas temperaturas que ocasionan frecuentes cuadros de deshidratación y pérdida de líquidos por jugar, correr o saltar durante horas.

Si bien estos ejercicios favorecerán que los niños tengan un crecimiento saludable, hay que tener en cuenta algunas medidas preventivas que se pueden tomar para cuidar a los más pequeños de la casa, como saber qué alimentos deben consumir después de realizar actividades físicas.

1. Mantener una alimentación balanceada

Se deben adaptar las comidas a una época en la que las necesidades de los niños son muy diferentes a las de los meses escolares, debido al cambio de rutina. Por este motivo, es importante mantener una dieta balanceada alta en proteínas (carne, pescado, huevo y leche), verduras y frutas ricas en vitamina C. Además, establecer un horario para las tres comidas principales del día. Todo esto ayudará a fortalecer el sistema inmunitario y aportará al crecimiento del menor.

2. Garantizar el consumo de agua y líquidos

Romy Mayta, especialista de B Braun explica que la deshidratación en niños puede darse por diversos factores, como la sobreexposición al sol, golpes de calor y/o algunas enfermedades especialmente gastroenterológicas como diarreas. Por eso es vital la ingesta de bebidas y el consumo de alimentos ricos en agua, tales como frutas y vegetales, que contribuyan a compensar la pérdida de líquidos, especialmente después de realizar actividades físicas. Ella recomienda las soluciones orales con electrolitos como Frutti Ped para combatir directamente la deshidratación leve a moderada.

3. Garantizar el cumplimiento de las horas mínimas de sueño

Dormir diariamente entre 8 a 10 horas, según la edad, de manera ininterrumpida, contribuye a asegurar un buen crecimiento y desarrollo. Por este motivo, lo recomendable es que, a pesar de los posibles cambios de horario, los niños duerman las horas adecuadas de manera continua pues, durante el sueño profundo se incrementa la secreción de la hormona de crecimiento, según detalla el Dr. Carlos del Águila, médico endocrinólogo – pediatra.

Los especialistas agregan que es importante que el niño visite regularmente al pediatra para que los padres comprueben que el crecimiento está yendo acorde con lo esperado y que no haya una deficiencia en la de hormona de crecimiento o se esté presentando un cuadro de deshidratación que pueda provocarles mareos, náuseas, vómitos, incluso la hospitalización.