Jóvenes protestan contra Brexit. (Foto: EFE)

Jóvenes protestan contra Brexit. (Foto: EFE)

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El referéndum que le dio el triunfo al Brexit ha dejado un Reino Unido profundamente dividido, políticamente partido por la mitad, con escisiones basadas en la nacionalidad, la clase social y el lugar de residencia.

Este país es hoy un reino convulso, en el que los debates de caballeros, el respeto por el otro y la tolerancia han dado paso a la intolerancia, a los gestos agresivos y en algunos casos la xenofobia, todo en pos de un referéndum que marcará el futuro de millones de personas, muchas de ellas sin siquiera haber votado.

La doctora Victoria Honeyman, catedrática de Política Británica de la Universidad inglesa de Leeds, dijo a Efe que el país está “muy dividido” a causa de una “batalla sobre el Brexit que ha sido muy fea y en la que los dos bandos sienten que se han insultado”.

El resultado del plebiscito del 23 de junio muestra la fragmentación del reino formado por cuatro naciones – Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte -, unidas eso sí por una historia compartida y por la lealtad a la reina Isabel II.

Con una participación histórica del 72 %, el 51,9 % de los votantes británicos apoyó el Brexit, frente al 48,1 % que optó por apoyar la permanencia en la Unión Europea (UE).

Sin embargo, ni las “naciones” británicas, ni los grupos sociales ni las distintas generaciones votaron de la misma manera.

Las cifras hablan por sí solas. Inglaterra y Gales apostaron por el Brexit, con el 53,4% la primera y el 52,5% la segunda, pero Escocia mostró ser la región más europeísta ya que el 62% respaldó la permanencia, en tanto que el 55,8% de los norirlandeses lo hicieron también por continuar en el bloque europeo.

En el caso de Escocia, la ministra principal, Nicola Sturgeon, ya ha anticipado que considera seriamente convocar un segundo referéndum de independencia porque no quiere cortar lazos con Bruselas y defenderá sus intereses en Europa.

Sturgeon ha fijado para mañana una cita en Bruselas con el presidente del Parlamento Europeo (PE), el socialdemócrata alemán Martin Schulz, a quien quiere explicar su deseo de que Escocia se mantenga unida a la Unión, pese al divorcio inglés.

El catedrático de Políticas Andrew Mycock, de la Universidad inglesa de Huddersfield, dijo a Efe que el referéndum de la UE “ha puesto de manifiesto un número de escisiones basadas en la nacionalidad, la edad, la clase y el lugar (de residencia). La febril naturaleza de la campaña tendrá un legado duradero en la política británica y en la sociedad”.

Los medios han destacado también que la votación estuvo marcada por las diferencias generacionales, pues los jóvenes parecieron decantarse por la permanencia y la gente mayor por el Brexit, mientras que, en opinión de los comentaristas, los votantes con educación académica se mostraron a favor de seguir en la UE.

“Este voto ha dividido a la población británica y bien podría llevar a la división del Reino Unido”, según anticipó a Efe Ben Wellings, experto político de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad australiana de Monash.

Según Victoria Honeyman, el Reino Unido es un país “formado por distintos sectores. Unos prosperaron en los años bajo (el mandato de Margaret) Thatcher y (Tony) Blair. Otros sienten que se han quedado atrás y han sido ignorados por la clase dirigente. Otros sienten que la UE ha tenido una repercusión inaceptable en el Reino Unido”.

El referéndum dejó también a una clase política dividida, entre europeístas y euroescépticos, y sumida en crisis internas.

La dimisión prevista para octubre próximo del primer ministro británico, David Cameron, responsable de convocar el plebiscito, ha abierto una batalla fratricida en el Partido Conservador, con una clara ventaja para los defensores del Brexit, como el exalcalde de Londres Boris Johnson.

Los laboristas, por su parte, están en una profunda crisis por el descontento del grupo parlamentario con su líder, Jeremy Corbyn, al que critican su tibia participación a favor de la permanencia durante la campaña para la consulta europea.

Corbyn perdió hoy mismo la moción de confianza no vinculante a la que le sometió su grupo parlamentario, donde un total de 172 diputados laboristas votaron en su contra y solo fue apoyado por 40 de sus compañeros, aunque ha rehusado dejar su cargo.

“El Partido Conservador se está disolviendo en sí mismo y afronta una batalla por el liderazgo. El próximo primer ministro supervisará la salida británica de la UE y posiblemente la separación de Escocia del resto del Reino Unido”, según Honeyman.

Y el Laborismo afronta una lucha por el liderazgo “sin un claro candidato que sustituya a Jeremy Corbyn”, agregó la experta.

“A los dos partidos les falta liderazgo y tienen un futuro poco claro”, subrayó.

Fuente: EFE