Imagen referencial de rociado de insectida sobre sembradío. (Foto: Wikimedia)

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La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró este viernes cinco pesticidas como cancerígenos “posibles” o “probables”.

En un comunicado, la IARC explicó que se ha publicado un sumario con las evaluaciones finales en la revista “The Lancet Oncology” en el que se detallan los hallazgos de los investigadores de la agencia.

El herbicida glifosato (sustancia activa del Roundup, uno de los herbicidas más vendidos) y los insecticidas diazinón y malatión han sido clasificados como “probablemente cancerígenos para los humanos”.

Al mismo tiempo, los insecticidas tetraclorvinfos y paratión han sido designados como “posiblemente cancerígenos para el ser humano” por esta agencia, con sede en la ciudad francesa de Lyon.

Estos dos últimos productos entraron en el llamado Grupo 2B establecido por la IARC al hallarse “evidencias convincentes” de que esos agentes causaron cáncer a animales de laboratorio.

El tetraclorvinfos está prohibido en la Unión Europea, aunque en EEUU continúa usándose incluso en mascotas, y el uso de paratión está muy restringido desde los años 80 del pasado siglo.

El insecticida malatión, por su parte, ingresó en el Grupo 2A por las “evidencias limitadas” de que produciría linfoma no-Hodgkin y cáncer de próstata en humanos, según recogen estudios realizados en agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia publicados desde 2001.

Este agente se usa en la agricultura y se produce en grandes cantidades en todo el mundo, aunque la exposición de la población es baja y sucede principalmente en residencias cercanas a áreas en las que se ha utilizado.

El diazinón es “probablemente cancerígeno” al haber “evidencia limitada” de su relación con la aparición de linfoma no-Hodgkin y cáncer de pulmón en quienes se han visto expuestos a él, según estudios realizados en EEUU y Canadá.

Existe una “fuerte evidencia” de que el diazinón indujo daños sobre el ADN o sobre los cromosomas.

Se ha utilizado normalmente en agricultura y para el control de insectos caseros y de jardín, aunque su volumen de producción es relativamente bajo, especialmente después de las restricciones que entraron en vigor en 2006 en EEUU y la UE.

Sobre el herbicida glifosato hay “evidencia limitada” de que puede producir linfoma no-Hodgkin en seres humanos, y hay pruebas “convincentes” de que puede causar cáncer en animales de laboratorio.

Este último tiene el mayor volumen de producción global de todos los herbicidas y se utiliza sobre todo en la agricultura.

Su uso se ha disparado a partir del desarrollo de cosechas modificadas genéticamente para hacerlas precisamente resistentes al uso de este agente.

(Fuente: EFE)