Un exoplaneta. (Foto: NASA)

Un exoplaneta. (Foto: NASA)

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VIDEO. Los cuatro planetas del sistema estelar Kepler-223 aparentan tener poco en común con los planetas de nuestro sistema solar actualmente. Sin embargo, un nuevo estudio utilizando información del Telescopio Espacial Kepler de la NASA sugiere la posibilidad de un pasado distante bastante similar.

Los planetas de Kepler-223 orbitan alrededor de su estrella en la misma forma en la que lo habrían hecho Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno en los primeros años de nuestro sistema solar, antes de migrar a sus actuales ubicaciones, indica la NASA en su página web .

“Exactamente cómo y dónde los planetas se forman es una pregunta excepcional en la ciencia planetaria”, indicó el investigador líder del estudio, Sean Mills, de la Universidad de Chicago. “Nuestro trabajo esencialmente prueba un modelo de formación planetario para un tipo de planeta que no tenemos en nuestro sistema solar”, explicó a la NASA.

VIDEO DE LA NASA: LA DANZA DE LOS EXOPLANETAS | FACEBOOK

Los gaseosos planetas orbitando Kepler-223, que son más masivos que la Tierra, giran cerca de su estrella. “Es por eso que hay un gran debate sobre cómo se formaron, cómo llegaron allí y por qué no tenemos planetas análogos en nuestro sistema solar”, indicó Mills.

Él y sus colaboradores usaron la información del Kepler – su misión es conocida como K2 – para analizar cómo los cuatro planetas bloquean la luz de estrellas y cambian las órbitas de cada uno de ellos. Esta información también da a los investigadores los tamaños y masas de los planetas. El equipo realizó simulaciones de migración planetaria que generó la arquitectura actual del sistema, similar a la migración que se cree ocurrió con los cuatro gigantes gaseosos del sistema solar.

Las configuraciones orbitales de nuestro sistema solar parecen haber evolucionado desde su nacimiento hace unos 4,6 mil millones de años. Los cuatro planetas del más viejo Kepler-223, no obstante, han mantenido una configuración orbital singular por mucho más tiempo.

Los astrónomos llaman a los planetas de Kepler-223 ‘sub-Neptunos’. Es muy probable que contengan un núcleo sólido y una envoltura de gas, y orbitan alrededor de sus estrellas en periodos que varían entre los 7 y 19 días. Son el tipo de planetas más conocidos en nuestra galaxia, aunque no hay ninguno como ellos alrededor de nuestro Sol.

Los planetas de Kepler-223 están en resonancia, lo que significa que la influencia gravitacional en cada uno de ellos crea una relación periódica entre sus órbitas. Es la primera vez que se confirma que cuatro planetas en un sistema extrasolar están en resonancia. “Es un ejemplo extremo para este fenómeno”, indicó el coautor del estudio, Daniel Fabrycky.

LA FORMACIÓN DEL KEPLER-223

El sistema Kepler-223 provee diferentes escenarios sobre la formación de los planetas y la migración en un sistema planetario que es diferente al nuestro, sostuvo el coautor del estudio Howard Isaacson, un investigador de la Universidad de California.

“La información del Kepler y la del Telescopio Keck fue absolutamente crítica en este aspecto”, indicó. “Ahora sabemos que sistemas que son diferentes a nuestro sistema solar, con Hot Jupiters (Jupiteres Calientes), planetas más cercanos que Mercurio o entre el tamaño de la Tierra y Neptuno, ninguno de los cuales tenemos en nuestro sistema solar. Otros tipos de planetas son muy comunes”, precisó.

Algunas fases de la formación de planetas pueden involucrar procesos violentos. Pero durante estas fases, los planetas pueden evolucionar de gaseosos discos en una suave y gentil forma, que es probablemente la forma en la que los sub-Neptunos de Kepler-223 lo hicieron.

“Creemos que dos planetas migraron a través de este disco, se quedaron atrapados y siguieron migrando juntos; encontraron un tercer planeta, quedaron atrapados, migraron juntos; encontraron un cuarto planeta y se quedaron atrapados”, explicó Mills.

Este proceso difiere completamente de cómo los científicos cree que se formaron Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, que probablemente se formaron en sus actuales ubicaciones orbitales.

La Tierra se formó de cuerpos del tamaño de Marte o la Luna golpeándose en un proceso violento y caótico. Cuando los planetas se forman de esta forma, sus orbitas no entran en resonancia.

Sin embargo, los científicos creen que los planetas más distantes – Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno – se movieron sustancialmente durante su formación. Podrían haber salido de resonancias que alguna vez fue similar a la de Kepler-223, posiblemente tras la interacción con numerosos asteroides y planetas pequeños.

“Estas resonancias son extremadamente frágiles”, indicó Fabrycky a la NASA . “Si los cuerpos estuvieron volando y golpeándose unos a otros, entonces habrían desalojado los planetas de su resonancia”, agregó. Sin embargo, de alguna manera, los planetas de Kepler-223 se mantienen juntos.

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