Gases de efecto invernadero serían los culpables por el incremento de temperatura en el Ártico. (Foto: Vishnu V / Flickr)

Gases de efecto invernadero serían los culpables por el incremento de temperatura en el Ártico. (Foto: Vishnu V / Flickr)

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Las temperaturas medias del verano que acaba de concluir en el este del Ártico canadiense fueron las más altas de, al menos, los últimos 44.000 años, y quizás las más altas que en cualquier otro momento de los últimos 120.000 años, según revela un nuevo estudio.

Los investigadores de la Universidad de Colorado Boulder dicen que el calor supera incluso al de la época del Holoceno temprano, cuando la cantidad de energía solar que recibía el hemisferio norte en el verano era un 9% mayor que la actual.

“La pieza clave aquí, es hasta qué punto el calentamiento del Ártico canadiense no tiene precedentes similares”, dijo el profesor Gifford Miller, del Instituto de Investigación Ártica y Alpina, quien dirigió el estudio.

Lo que la investigación realmente revela “es que el calentamiento que estamos observado no está relacionado con ningún tipo de variabilidad natural conocida y tiene que ser debido al aumento en la atmósfera de los gases que causan el efecto invernadero”, aseguró el investigador.

Miller y sus colegas basaron sus conclusiones en el hallazgo de musgos muertos que emergieron tras el derretimiento de los casquetes de hielo en la isla de Baffin, los cuales fueron usados como calendarios. En las cuatro capas de hielo diferentes encontradas, las fechas de radiocarbono indican que los musgos no estuvieron expuestos a elementos desde hace 44.000 a 51.000 años.

Pero, debido a que las fechas obtenidas por radiocarbono son sólo exactas en 50.000 años y debido a que registro geológico de la Tierra muestra que antes de esa fecha el planeta se encontraba en medio de una glaciación, las altas temperaturas en el Ártico canadiense no se habrían repetido, o incluso superado, en unos 120.000 años, calculó Miller.

Un artículo sobre el tema fue publicado en Internet el 23 de octubre en la revista Geophysical Research Letters, de la Unión Geofísica Americana. (Fuente: Voz de América)