Rizos también jugó su rol aparte en este capítulo de ‘Vis a vis’ (Foto: Fox España)

Rizos también jugó su rol aparte en este capítulo de ‘Vis a vis’ (Foto: Fox España)

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CUIDADO, SPOILER. Macarena Ferreiro (Maggie Civantos) tiene 31 años, una condena por estafa y después de ‘Muy fácil o muy difícil’ (3×02), un traumatismo craneoencefálico, politraumatismos en las extremidades, clavículas y costillas, un edema pulmonar y para su expediente médico, hasta dos paradas del corazón. Pero está viva y eso es lo importante en la tercera temporada de Vis a vis.

Contra todo pronóstico, Macarena sobrevivió al ataque la tríada de Cruz del Norte. Fue sacada a tiempo de la centrifugadora en la que había sido metida por las secuaces de Akame (Huichi Chiu), pero su estado es delicado y al parecer, será así por un tiempo. Aunque el drama de ‘Maca’ no fue la única carrera emprendida en ‘Un grano de arroz’ (3×03), tercer episodio de la tercera temporada de Vis a vis.

Al comenzar el más reciente episodio de Vis a vis, el ‘Guernica’ de la prisión, donde las mujeres que consiguen su libertad dejan algún recuerdo como señal de que sobrevivieron al confinamiento, es inundado con señas alusivas a Macarena mientras de fondo se escuchan los intentos de los médicos para salvarle la vida. Incluso se escucha que el corazón de ‘Maca’ se detiene mientras Rizos (Berta Vázques) le enciende unas velas y Sole (María Isabel Díaz) le deja un “no te vayas mi niña, te estoy esperando” en una nota. ¿Las chinas? Continúan su día como si nada, ni siquiera cuando se escucha que los pulmones de Macarena están llenándose de sangre, ni cuando los médicos sacan el desfibrilador y lo usan una, dos y tres veces.

Mientras eso pasa, Zulema (Najwa Nimri), la salvadora de Macarena, se ducha fuera de su hora, cuando es sorprendida por Akame y su grupo. Para la tríada, Zulema fue contra ellas por haber rescatado a ‘Maca’ y si no tiene ninguna explicación, tiene que pagar el precio. ¿Qué hace entonces Zulema? Se arrodilla y les pide perdón. Según dice, debía salvar a Macarena porque son como gemelas vitelinas, porque sus destinos están atados – quizá en referencia a la amenaza de Altagracia (Adriana Paz) del primer capítulo -, pero como sabe que ninguna justificación la salvará de la ira de Akame, simplemente deja que hagan lo que quieran… y hubiese sido así si es que Altagracia no las interrumpía. “¿Qué está pasando aquí?”, pregunta la guardia cuando presencia la escena y a Zulema no le queda más que inventar una charla sobre la política china del hijo único, la misma que convierte a las mujeres de este país, donde muchas familias prefieren un hijo varón, en supervivientes natas.

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Zulema es el nuevo blanco de las chinas (Foto: Fox España)

Después de los créditos iniciales, cuando Frutos (Luis Callejo) recoge las cosas de Unai (Raúl Tejón), comete el error de darle a Altagracia una pulsera que creía suya, una que el fallecido le había regalado hace poco, pero solo era otra pulsera idéntica, y tal descubrimiento no hace más que desatar la ira de la jefa de seguridad de Cruz del Norte. Se da cuenta que Unai en realidad tenía varias amantes y que ella solo era una más, casi “la amante con la que engaña a la amante”, y en adelante, además de buscar a sus asesinos, se propone encontrar a las otras mujeres del guardia.

Reunidas en el patio, las reclusas transferidas de Cruz del Sur obtienen una actualización del estado de Macarena. De acuerdo a Rizos, sufrió hasta dos paradas y para Zulema, eso significa que si sobrevive, quedará imposibilitada para el resto de su vida y con estas palabras, la reclusa intenta soliviantar a sus compañeras contra las chinas. Les dice que sus mensajes en ‘Guernica’ no sirven de nada, que lo que deberían hacer es plantarle cara a las chinas, algo que Rizos intenta en el acto, aunque es detenida por Saray (Alba Flores) antes de cometer una locura.

“Nos van a cazar una a una y la pregunta es: ¿quién será la siguiente?”, pregunta Zulema mientras una sombra parece cubrir a cada una de estas mujeres, desde Rizos hasta Tere (Marta Aledo).

En otro lado de la prisión, Anabel (Inma Cuevas) recibe a una de sus palomas, pero no tiene nada en las patas. Al parecer, las chinas interceptaron sus drogas. No le dejarán iniciar sus negocios en la prisión, ellas lo controlan todo, pero Anabel parece no entenderlo, por más que Tere le dice que las chinas van a matarla si sigue intentándolo. Eso sí, Anabel todavía puede conseguir cosas y Rizos recurre a ella con un pedido específico: alguien que sepa disparar un arma, aunque no para matar a nadie, sino para que la ayude a escapar de Cruz del Norte.

A continuación, en el documental que acompaña a Vis a vis desde sus orígenes, las reclusas hablan de la amistad. Por ejemplo, Saray dice que las amigas son necesarias en prisión para sobrevivir. Si bien afuera probablemente ni se conocerían, detrás de las rejas se necesitan las unas a las otras, pero al menos Altagracia, como guardia, no necesita amigas. Solo necesita encontrar a las otras mujeres de Unai y en ese trayecto jala el cabello a una reclusa embarazada. ¿Su bebé será del fallecido? Mercedes (Ruth Díaz) tampoco busca amigas, pero después de que le conceden la libertad condicional – con permiso para salir de prisión tres días a la semana –, las chinas quieren ser sus ‘amigas’ más que nunca. Le recuerdan su ‘encargo’.

De otro lado, Saray recibe la visita de sus padres. Está feliz de la vida. Está contenta ante la próxima llegada de su hijo, pero su alegría es borrada de tumbo: su esposo es estéril, así que es imposible que el niño que espera la gitana sea suyo, y eso solo puede interpretarse como un adulterio, por más que Saray nunca haya tenido intimidad con otro hombre… salvo Sandoval (Ramiro Blas). Saray no lo sabe hasta este punto, pero el médico de Cruz del Cruz la violó y producto de tal agresión sexual, quedó embarazada.

Saray es repudiada por sus padres y por su esposo. Queda marcada como una paria para su familia, significando eso que su hijo “no tiene padre ni abuela”, y a Saray no le queda más que atar cabos, recordar qué ocurrió aquella vez en la celda de aislamiento, y buscar su venganza. Y en otra parte de la prisión, Zulema se reencuentra con Castillo (Jesús Castejón).

Los viejos enemigos se ponen al día a partir del ataque contra Macarena. Castillo le dice que sabe que han sido las chinas, pero Zulema no está dispuesta a testificar contra ellas. Aún así, el inspector le agradece haberla salvado, pero a cambio, ella pide la libertad, algo imposible de conceder.

Zulema le pregunta por su vínculo con Macarena. Ella no sabe si el inspector se preocupa tanto por ‘Maca’ porque está enamorado de ella o por la culpa de haber asesinado por accidente a su mamá. En respuesta, Castillo se sincera y le dice que sabe que no salvó a Macarena por buena samaritana, sino por ella misma. Para el inspector, Zulema la necesita como un motivo para levantarse todos los días. “La salvaste para matarla tú”, le apunta, pero al mismo tiempo le recuerda que por haberlo hecho, las chinas pintaron una diana en su pecho. Ella es la próxima.

De vuelta con Saray, la gitana tiene una pesadilla, donde alumbra pero donde Sandoval le quita inmediatamente a su hijo. Por su parte, Mercedes tiene su propia pesadilla… pero despierta. Fuera de la prisión, cuando sale por primera vez, es recibida por periodistas y por víctimas de la estafa de la que participó como funcionaria municipal.

Rizos, a su turno, llama a la subinspectora Nerea (Irene Anula) y le avisa que está dispuesta a declarar contras las asesinas de Unai y contra las atacantes de Macarena, pero que solo lo hará de forma anónima en un juzgado. ¿Por qué recién va a hacerlo? Según reconoce Rizos, por Macarena. Si bien “ya no estábamos juntas, pero yo quiero a esa rubia con toda mi alma”.

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Rizos tenía su propio plan (Foto: Fox España)

Rizos le cuenta a la policía que cuando compartían celda, muchas veces compartían su litera de 80 centímetros de ancho y que por el uso, su colchón se había deformado hacia el centro, como si hubiese sido abierta una hondonada al medio todo y por eso, así no lo buscaran, siempre dormían pegadas, “ahí se acababan todos los problemas, aunque peleáramos o no habláramos”.

“Se me hace insoportable pensar que se está muriendo en la cama de un hospital, sola”, agrega Rizos y más tarde, la subinspectora arregla su traslado al juzgado en un bus de la penitenciaria.

En prisión, sabiendo que Altagracia merece saber la verdad, Frutos le entrega otras pulseras como la suya y le confiesa que Unai en realidad mantenía relaciones sexuales con varias presas y que lo había ocultado todo este tiempo para que no sufriera. Molesta, Altagracia le pregunta si él también se había aprovechado de alguna interna y también le grita que “habría que cortaros la verga a todos los hombres porque sos una puta mierda”.

De regreso con Rizos, mientras esta escribe su confesión en una libreta, desde el exterior disparan contra el bus, obligan a detenerse a su conductora y después abren la puerta del vehículo para permitir la escapatoria de Rizos, a quien dejan irse en una motocicleta. Ella siempre fue la fugitiva vista por chispazos en este mismo capítulo y “lo siento” es lo único que le dice la reclusa a Nerea antes de fugarse. La fuga era lo que Rizos había pedido a Anabel y a cambio, será su esclava durante un año.

Después de la pesadilla, Saray tiene las cosas un poco más claras y en la granja de Cruz del Norte aprovecha la muerte de una gallina para rociar de sangre sus partes íntimas para fingir una hemorragia y para pedir que Sandoval venga a verla. Después de todo, es su doctor. Y en otro punto de la prisión, Anabel ya tiene unos cuantos gramos de droga en su poder y se lo ofrece gratis a Tere con tal que pase la voz sobre a quién pueden comprarle todas las adictas de la cárcel. Sin embargo, las chinas la siguen de cerca.

Castillo, en tanto, llega a la escena de la fuga de Camila y advierte que eso no es propio de la reclusa. Nadie sabe adónde ha ido, pero cuando Nerea revisa la ‘confesión’ que dejó Rizos, entiende a dónde fue. Rizos nunca escribió una confesión, sino una carta de disculpas por fugarse, aunque no se arrepiente porque “cuando tengo que hacer algo es ahora y ya. Tengo que hacer algo a costa de haberte metido en este marrón”.

En el comedor de la prisión, Anabel hace la cola del almuerzo, pero en lugar del plato del día, recibe una paloma muerta. Exactamente, su paloma muerta, y las chinas la obligan a comérsela. Para Anabel, es una exageración tal castigo por vender droga. Además, no es la única que ingresa contrabando a la prisión, pero las chinas insisten, aún cuando Anabel se compromete a no vender más heroína. “Cómete la paloma”, le exigen, totalmente rodeada, y lo hubiese hecho, incluso ya había cortado la carne del animal, si Zulema no se metía en la conversación. Le dice a su compañera que si lo hace, en adelante tendrá el mismo valor del animal muerto y Anabel opta por recoger las palabras de su compañera de Cruz del Sur, desafiando a la tríada. En la calle, Mercedes no puede disfrutar de su libertad condicional. Su hija no quiere verla delante de sus compañeros de colegio. Se avergüenza de ella. Entonces comienza la recta final de ‘Un grano de arroz’.

Después de decir en el documental que ella no necesita amigas para sobrevivir, Zulema es atacada por la tríada y al igual que Macarena, es llevada a la lavandería, y mientras eso pasa, Sandoval y Saray se reencuentran en la enfermería, donde el médico descubre que la paciente no sufrió ningún sangrado, que ya sabe la verdad.

Saray le dice que su marido es estéril y que su embarazo solo sería explicado por una violación. En respuesta, Sandoval se confiesa. Relata que se siente cansado, que realmente es un buen momento para que expíe sus pecados. “Soy un ser imperfecto, por eso te narcoticé y te violé como a muchas otras mujeres. De hecho, el feto que tenés entre tus entrañas es el fruto de mi debilidad. Me parece justo que seas vos la que dice mi sentencia”. Después de escucharlo, presa de una ira desbocada, Saray atrapa con sus piernas a Sandoval y coge una bandeja con la que lo golpea varias veces en la cabeza hasta dejarlo inconsciente. En tanto, Rizos llega a su destino, el hospital donde se recupera Macarena, y la encuentra en cuidados intensivos y si bien ‘Maca’ no es vista en ningún momento, la sonrisa de Rizos antes de ser atrapada sugiere que no es el final de la rubia.

Zulema, a su turno, es recibida en la lavandería por Akame, quien le dice que no se equivocaba cuando mencionó que las chinas son unas supervivientes desde antes de nacer y por eso son mil veces más precavidas: destruyen las amenazas antes de que sean grandes amenazas. Es el turno de Zulema, quien lucha con uña y dientes para no ser metida en la centrifugadora. Y de vuelta con Saray, la gitana se encierra en la enfermería, ata a Sandoval y grita a los guardias que esperan afuera que “este hijo de puta me ha violado y me ha dejado preñada” y que por más que puedan aumentarle su condena, hará que pague sus delitos, “este cabrón no se va a ir de rositas”.

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Sandoval recibió el mayor castigo (Foto:

En ese marco, Saray saca el pene de Sandoval y amenaza con cortárselo, por más que el director de la prisión le advierta de las consecuencias. Además, Saray consigue una aliada inesperada en Altagracia, quien, una vez que se quedan solas, le dice que “me parece bien” lo que vas a hacer, pero que debía ser lista para que los años de más no sean muchos años de más. Le sugiere a Saray que tome algunos medicamentos de la enfermería para argumentar algún estado de locura y una vez comprendido lo que debe hacerse, vuelve al miembro de Sandoval y con unas pinzas se lo corta. La cara de dolor de Sandoval en esta escena es más que elocuente.

Al final de ‘Un grano de arroz’, Saray menciona en el documental que nunca había sentido las ganas de ser buena, pero ahora sí las tiene. Claro, eso fue antes de saber que había sido violada por el médico.