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Por José Miguel Silva / @jomisilvamerino

Conversamos con el premiado director de cine Daniel Rodríguez Risco no precisamente sobre la faceta que le ha permitido obtener varios premios, sino sobre otra en la que intenta abrirse paso: la literatura.

Luego de Disfraz de niño (Peisa, 1990), Daniel retoma su faceta de escritor y presenta Amor condicional (Planeta, 2013), un compendio de seis relatos cortos que generan curiosidad de principio a fin. Todos abordan el tema del amor y las relaciones personales de una manera curiosa, sin caer en estereotipos y con una muy precisa cuota de verosimilitud.

Habías escrito una novela hace un buen tiempo, pero luego se dedicó a otras cosas. ¿Cómo decidió regresó a la literatura?
Terminé mis funciones como rector de una universidad en el año 2011 y recién en el 2012 comencé a escribir. Retomé una pasión que tenía desde niño.

Es la actividad que más disfrutas.
Sí, junto al cine. Siempre quise hacer cine y escribir. Es cierto, tuve un lapso largo a actividades empresariales, pero ahora ya estoy a tiempo completo dedicado a las dos cosas que más me gustan.

¿Tu faceta de empresario te ayudó en tu trabajo como director de cine y escritor?
Totalmente, el orden sobre todo. La disciplina y la organización también. En el caso del cine, creo que particularmente el tema del trabajo en equipo, el liderazgo y el clima. Son habilidades que adquirí como empresario y luego pude usar en el cine. Quizás no tanto me pasó esto con la literatura, porque es una actividad más solitaria.

¿Lees mucho?
Trato de leer un mínimo de 30 páginas diarias. Esencialmente por las mañanas. Generalmente, no leo muchos ensayos. Prefiero los cuentos y sobre todo las novelas. Hace todo leí Los enamoramientos, de Javier Marías. Me parece una novela fantástica, con una trama muy pequeña, pero con un manejo del lenguaje excepcional.

¿Quiénes son tus referentes literarios?
Mi referente máximo es Kafka. Escribo con La metamorfosis encima de mi escritorio. Es como una especie de amuleto. Para mí, él está por encima de todo escritor. La verdad es que tiene un estilo claro, directo, pero al mismo tiempo con humor. Y esto último es algo que no se le reconoce mucho. También admiro mucho a Patrick Suskind y a Albert Camus.

Cuéntame un poco sobre Amor condicional.
Cuando me retiré de mi trabajo en la universidad, empecé a recolectar ideas. Tenía entre 16 y 17 historias pequeñas. De ellas encontré que nueve se relacionaban más al tema del amor y la pareja. En el camino descarté dos y ya con la editorial uno más. Así fue como quedaron los seis cuentos que están en el libro.

El libro se iba a llamar La chica del tenis, (título de uno de los cuentos).
Es cierto. Ese fue el título que yo había pensado, pero luego conversando con la editorial me sugirieron que pensara en un nombre que, además de ser el título de uno de los cuentos, que de alguna forma se relacionara con la temática de todo el libro en conjunto. Les propuse Amor condicional y les gustó.

¿Influyó el cine en tu forma de escribir?
Creo que sí. Cuando me formé como cineasta tomé cursos de guión. Tuve un profesor que era muy especial. Te pedía que entres a clase con una venda negra. Ya en clase debías empezar a imaginarte una situación determinada, como por ejemplo un jinete encima de un caballo. Imaginabas una pradera, un fondo largo, un paisaje. Lo que tú hacías era escribir tal cual esas imágenes, sin ningún tipo de adorno. Así escribías un guión. Esto me ayudó a tener un lenguaje más visual.

En Arquitectura, el protagonista está metido dentro de un estudio en una casa y va imaginando los pasos de las personas que caminan por el segundo piso. Es una muy buena descripción.
Lo que hace un escritor es pintar imágenes en la cabeza del lector. Este último debe ir leyendo y visualizando lo que el autor escribió.

¿Cuán importante es el humor en tus textos?
Importantísimo, sin humor un texto está muerto. Y sobre todo me gusta más cuando el propio personaje se burla de sí mismo. Lo principal para mí es que haya una buena historia para contar, que exista el suspenso para que el lector tenga interés en lo que va a pasar.

Tus historias, que podrían ser fantásticas, terminan siendo verosímiles.
Sí, es algo que rescato de Kafka. Uno lee La Metamorfosis y lo siente verdadero. Si tú escribes con total honestidad, por más que cuentes algo inverosímil, creo que el final resulta siendo verdadero.

En el relato Amor condicional se muestra la historia de un personaje que es incapaz de dejar a alguien que ya no ama. ¿Te parece que aún hay mucho que escribir sobre el amor?
El amor es un tema inagotable. En los últimos días, iba en taxis y dos taxistas al verme con el libro (que tiene en la portada un corazón) empezaban a contarme sus historias. Imagínate, uno menciona la palabra amor y automáticamente fluyen las ideas. Todos viven en medio de esta gran incógnita: ¿Qué es el amor?

Es un tema muy presente en tu libro.
Claro, definí que el concepto del libro iba a ser la desmitificación del amor.

¿Todos los relatos son completamente ficción o hay algunos que nacen de tu experiencia propia?
Bueno, en realidad todos están relacionados con algún episodio de mi vida, pero están disfrazados con la imaginación y la fantasía. En el caso de La chica del tenis por ejemplo, yo solía jugar tenis en un lugar y la recepcionista me hacía la vida imposible para darme los horarios que yo necesitaba. Un día pensé: ¿Qué tengo que hacer para que esta señorita me dé el horario que yo quería? Pues casarme, ahí nació la historia.

¿Te parece que hay alguna característica común en los personajes principales de tus cuentos?
En el fondo creo que los seis personajes, los seis narradores o protagonistas, están atrapados por su poca autoestima.

Son personas que además necesitan a otra.
Sí. Están siempre buscando ser queridos, apreciados, pero creo que esa búsqueda parte del hecho de que no se quieren a sí mismos.

A pesar de que casi ninguno de ellos pasa problemas económicos.
Esa es una decisión que tomé al principio, cuando empecé a escribir los cuentos. Decidí que ninguno de los protagonistas iba a tener apuros económicos. Me interesaba más la descripción psicológica que los problemas socioeconómicos. Hay más preocupaciones afectivas.

Has preparado un book tráiler para Amor condicional. Usualmente en libros peruanos no se estila eso.
Creo que ayuda. Algo que ha ocurrido es que las personas están empezando a comentar y a pedir que se convierta en una serie de televisión o una serie para ver por Internet. Estamos viendo ese tema. Obviamente, son pocas historias y no sé si todas se adaptarían a estas dos plataformas. Aunque, claro, el tema del amor es inagotable. La idea es siempre cuestionar las historias de cuentos de hadas. Además, abrimos una página de Facebook y ha tenido un gran éxito. La palabra amor genera mucho interés. Espero que no se desilusionen cuando lean el libro, pensando que son historias de amor ideal, cuando en realidad son todo lo contrario.