(Video: Cortesía Deutsche Welle)

Síguenos en Facebook



Al día siguiente de la fiesta siempre queda la resaca. En el caso de la selección alemana el dolor de cabeza posterior a la celebración del triunfo en el Mundial no es culpa del alcohol sino del baile ejecutado en medio de una embriaguez de alegría,. La “Danza del Gaucho” se ha convertido en el simbolo de un festejo desbordado en el que a juicio de muchos “se les fue la mano” a los protagonistas.

A los jugadores de la selección alemana, y en especial a los bailarines Miroslav Klose, André Schürrle, Shkodran Mustafi, Mario Götze, Roman Weidenfeller y Toni Kroos, quienes pusieron en escena la coreografía y aportaron las voces al canto, les ha tocado enfrentar reacciones críticas que van desde acusaciones de “racismo” y “arrogancia”, hasta “insensibilidad” y “de mal gusto”.

¿Dónde queda la risa?

La jefe de redacción del periódico taz, Ines Pohl, comentó vía Twitter la “Danza del Gaucho” de los alemanes asegurando “y ahora la verdadera cara. Qué pena”. El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung calificó la actuación de sus futbolistas como un “autogol gigantesco”, mientras el Tagesspiegel aseguró “se acabó la humildad alemana, ahora no basta ganar, hay que torturar al derrotado. Esto prueba que en el fútbol no solo hay mentecatos, sino también enormes mentecatos”.

Curiosamente, mientras en Alemania discurría el debate por las redes sociales, los programas de televisión, las estaciones de radio y los medios impresos, la mejor descripción de lo que pasó en la Puerta de Brandenburgo en Berlín llegó desde Buenos Aires. El diario argentino La Nación tituló su nota al respecto hablando de una “Polémica broma”.

Los alemanes, como demostró lo sucedido en la celebración del título como campeones del mundo, no son maestros del humor. Mario Götze no es Mr. Bean, Toni Kroos, no es Charlie Chaplin, y Roman Weidenfeller no logra emular a Cantinflas. Pese a ello, condenarlos por su fallido intento de querer ser divertidos, y compartir su alegría en una fiesta popular con sus compatriotas de la manera equivocada, es un desafuero de similares dimensiones a las de su baile.

El que se ríe, se aguanta

Los 27 segundos que duró la puesta en escena de la “Danza de los gauchos” repentinamente pretenden tomarse en el país como referencia para evaluar la postura moral de la selección alemana y establecer el verdadero fondo de su papel como representante de una sociedad. Esa actitud autocrítica, muy típica en Alemania, es loable, pero deja de lado la consideración fundamental de que el humor ácido hace parte del fútbol tanto como el balón.

Como ejemplo basta darle una mirada a cómo tanto Argentina como Brasil aprovecharon el mundial para azuzar su histórica rivalidad deportiva sin que el tema adquiriera ribetes de problema, sino que más bien fue asumido como parte de la fiesta del mundial.

Los aficionados argentinos, antes de empezar el partido final de la Copa del Mundo, cantaron en el Estadio Maracaná “Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá. Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar… Que el Diego te gambeteó, que Cani te vacunó, que estás llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé”.

Después del partido los brasileños tomaron revancha y variaron la letra de la canción que tanto los hirió en su orgullo propio: “Argentina, decime qué se siente ver de lejos cinco estrellas brillar. Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vas a alcanzar… Tenemos solo cinco Copas y sin trampa, mi papá no se dopó para jugar. Una cosa decimos para nunca olvidar, Pelé solo tiene más Copa que vos”.

En uno y otro bando hubo quienes se sintieron ofendidos, pero la mayoría estuvo compuesta por quienes disfrutaron con las “punzadas” de ironía, que obviamente solo le parecen verdaderamente chistosas al que está en el lado ganador. Pero los aficionados al fútbol, más moderados que muchos comentaristas, saben que eso puede cambiar muy rápido, y que la hora de la revancha siempre llega.

En Berlín la alegría de los jugadores alemanes se desbordó, pero como comunicó oficialmente la Federación Alemana de Fútbol (DFB) la “Danza del Gaucho” nunca tuvo un trasfondo despectivo. “Nos da pena si algunos la entendieron falsamente, nosotros sentimos un gran respeto por Argentina y nos alegramos mucho de nuestro reencuentro en Düsseldorf en el partido amistoso del próximo 3 de septiembre”, dijo el presidente de la institución Wolfgang Nierbasch.

(Fuente: Deutsche Welle )