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Por: Lewis Mejía
FOTOS | Cruce de dos avenidas. Control militar. Un amable soldado solicita la autorización para transitar en tiempos de coronavirus. Detrás de él otro uniformado, arma en ristre, no se pierde ni un detalle de este encuentro.

¿Cuáles son las armas “largas” con las que actualmente se equipan las fuerzas armadas en los controles de tránsito y patrullaje para prevenir mayores contagios por el* coronavirus?

Lo que veremos a continuación es un catálogo variado de marcas y modelos, así como de calibres. Es una situación que según los analistas en Defensa resulta poco conveniente debido a los problemas logísticos que puede acarrear en caso de conflicto.

Los blindados frente al coronavirus en el Perú | FOTOS

El FAL belga

Parece un FAL, dice un transeúnte en referencia al armamento. Puede ser. Pero ojo, no todos los que vemos hoy en las calles en manos de nuestras fuerzas armadas son el famoso Fusil Automatique Léger.

Diseñado por el belga Dieudonné Saive a finales de los años 40 del siglo pasado, y manufacturado en la empresa FN Herstal (Fabrique nationale d’Herstal) a partir de la década siguiente, el FAL (fusil automático ligero) sigue siendo el arma de reglamento de muchos ejércitos del mundo. Incluyendo al del Perú.

Tanto la Fuerza Aérea (FAP) como la Marina de Guerra (MGP), y obviamente el Ejército Peruano (EP), disponen en sus arsenales de grandes cantidades de este sistema de armas.

Asimismo, la Policía Nacional (PNP), en sus unidades especiales tipo Dinoes o Dirandro “Los Sinchis”, también tiene los FAL, como herencia de la época del terrorismo.

El EP los recibió a inicios de los años 60 directamente de Bélgica y en el modelo 50-00 del calibre 7.62×51mm., los mismos que fueron distribuidos progresivamente en reemplazo del veterano fusil Máuser original peruano.

A mediados de la década siguiente (1975) se adquirieron varios miles de ejemplares más, en este caso hechos, bajo licencia de FN Herstal, por la Dirección General de Fabricaciones Militares de Argentina.

Este lote, además de los 50-00, incluyó el modelo 50-63 de culata plegable hueca tipo “Para”, cuyas dimensiones más cortas resultaron ideales para equipar a los paracaidistas de la entonces División Aerotransportada (DAT).

El FAL es un arma de guerra con más de cuatro kilos de peso – cargada -, y destaca por su robustez, potencia y mayor alcance de fuego frente a modelos similares de la época.

Con tanta disponibilidad de ejemplares, es bueno saber que una oferta de modernización fue recibida en años recientes de la empresa estadounidense DS Arms, y otra similar de la industria local Diseños Casanave.

La idea es reemplazar la empuñadura original por otra de policarbonato, colocarle rampas tipo Picatiny que permiten instalar accesorios, como miras telescópicas o láser, entre otras mejoras.

Sin embargo, ambas propuestas no prosperaron y los miles de FAL peruanos del siglo XX siguen esperando su actualización tecnológica para enfrentar los desafíos en pleno siglo XXI.

El Galil israelí

El fusil de asalto Galil, del calibre 5.56×45mm., fabricado por Israel Military Industries (IMI), también está presente en las calles del Perú en estas semanas de reclusión en casa por la pandemia mundial.

Y lo hace como parte del equipamiento del personal de la 1ª. Brigada de Fuerzas Especiales (Brife) del Ejército con sede en Lima, así como en la 3ª. Brife basada en Tarapoto (San Martín) y la 6ª. Brife ubicada en la región Tacna, principalmente.

Esta arma también tiene una historia interesante: al ejército israelí no le fue muy bien con el FAL durante su Guerra de los Seis Días frente a los árabes, y buscó una mejor alternativa ante la posibilidad de afrontar conflictos futuros.

En colaboración con expertos de Finlandia, IMI estudió una solución que aprovechara las partes y mecanismos de los miles de AK-47 soviéticos capturados a Egipto y Siria, y los combinara con el diseño del fusil Valmet Rk-62 finlandés. De todo eso salió el Galil.

Perú lo adquirió en un lote reducido a principios de la década de 1990 para dotar, inicialmente, a los efectivos destacados en las Bases Contra Subversivas (BCS) en el Alto Huallaga.

El Galil ha gustado mucho por su relativamente menor peso frente al FAL, y sobre todo por su tamaño más compacto, ideal para el recluta peruano que con frecuencia es de talla más bien baja.

Es en ese contexto que al estallar el conflicto del Cenepa, y ser transferidos los batallones peruanos desde la selva nororiental para combatir en la Cordillera del Cóndor, los Galil peruanos se “vieron las caras” con los ecuatorianos.

En mayo de 1995, en el marco de los preparativos para reactivar una guerra total contra el vecino del norte, las Fuerzas Armadas adquirieron una nueva dotación de 10 mil fusiles Galil, que fueron distribuido entre las restantes unidades especiales.

Kaláshnikov AKM rusos

Los famosísimos fusiles de asalto AKM, frutos del ingeniero y diseñador de armas de fuego Mijaíl Kaláshnikov, igualmente están en el Perú desde mediados de la década de 1970.

El modelo original, denominado AK-47, fue diseñado precisamente en el año 1947, y en 1949 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lo aceptó como armamento estándar para el combatiente.

Esta arma es famosa por su resistencia al maltrato y soportar climas extremos. También por lo fácil de mantenerlo limpio y aprender a manejarlo – en el África hasta los chicos de 12 años lo sabían emplear -. Y especialmente por su bajo costo.

Entre otros galardones, el Kalashnikov es, históricamente, el arma de fuego de mayor producción a nivel mundial: se han fabricado más de 80 millones de ejemplares hasta la fecha.

Y su imagen, ícono revolucionario de liberación de los pueblos oprimidos, figura en los símbolos naciones de Timor Oriental, Mozambique, Zimbabue, y hasta hace unos años estuvo en la bandera de Burkina Faso.

El que tenemos es su sucesor, el AKM (la M significa versión “modernizada”), producido a partir del año 1959 en una fábrica moscovita y tiempo después en varios países de la órbita socialista.

Es 600 gramos más ligero que su antecesor y usa el calibre 7,62 × 39mm. encajonados, desembarcaron en el puerto del Callao como parte del nuevo equipamiento de la aeronáutica militar peruana, junto a los aviones de combate, helicópteros, misiles y tanques comprados por el gobierno en 1975.

Actualmente, las unidades de defensa terrestre de la FAP lo emplean en la seguridad de instalaciones estratégicas; también los tienen, en menor cantidad, los soldados de la Aviación del Ejército (AE) para similar función.

Muchos ejemplares de AKM del lote inicial aún sobreviven, y se usan en los controles de tránsito en el distrito de Santiago de Surco y alrededor de las bases aéreas en todo el país junto a un lote adicional llegado desde Nicaragua en los 80.

Estos últimos no eran nuevos, fueron cedidos como “regalo” cuando el Perú compró varios helicópteros de combate también usados para enfrentar al terrorismo.

El futurista F2000 Standard

Es otro producto de la empresa belga FN Herstal, que data del año 2001 y se basa en el diseño “bullpup”, donde los mecanismos de disparo y el cargador de municiones, en este caso del calibre 5.56×45mm. se hallan detrás del disparador.

Este factor permite aumentar el largo del cañón respecto al largo total del arma, disminuir el peso total, y sobre todo aporta mayor maniobrabilidad en espacios reducidos, siendo ideal para operaciones de guerra urbana y rescate de rehenes.

El F2000 está en uso con las Fuerzas Especiales del Ejército, el Batallón de Comandos de la Infantería de Marina y en la Fuerza de Operaciones Especiales (FOES), con unos pocos en el Grupo de Fuerzas Especiales (GRUFE) de la FAP.

Su primera aparición pública tuvo lugar durante el “Festival Celeste” del 2004 en el Fuerte Alfonso Ugarte ubicado en Chorrillos. Y después ha sido visto en los desfiles por fiestas patrias, destacando por sus particulares formas.

Hoy se aprecia como parte del armamento desplegado por el Comando Operacional de Operaciones Especiales (COOE) del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA) para reforzar la seguridad frente al Covid-19.

El novedoso FN SCAR

Otra obra de la compañía Herstal, la misma productora del veterano FAL, resulta ser el moderno FN SCAR (Special Combat Assault Rifle) que hoy utilizan las tres Fuerzas Armadas peruanas.

Inicialmente fue diseñado para reemplazar al M-16 en las fuerzas especiales de los Estados Unidos, y posteriormente fue adquirido por varios países que valoran su diseño modular y ergonómico.

El SCAR modelo “L” o ligero, que se ve en las calles actualmente, es un armamento del calibre 5,56×45 mm. y está asignado al personal militar que presta servicio en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y otras unidades de Fuerzas Especiales en Lima. Otro lote de fusiles de asalto, versión SCAR-H del calibre 7.62 × 51 mm. equipa al Comando Operacional del Sur (COS) del Ejército.

Es de menor peso gracias a los materiales empleados en su fabricación, principalmente polímero y metal. Utiliza un cargador para 30 cartuchos, y ofrece la ventaja de poder reemplazar el cañón en unos minutos por uno más largo o corto, según sea necesario.

Otra característica importante es que lleva una culata regulable acorde con la talla del combatiente, y a la vez plegable que permite usarla dentro o desde un vehículo.

Su estructura incorpora un sistema de rieles tipo Picatinny para poder acoplar diversos accesorios, como por ejemplo un lanzagranadas, miras telescópicas, linternas o visores nocturnos, entre otros.

¿Y la estandarización?

Si esta pandemia tiene algo de positivo, además de poner nuevamente en escena el compromiso de nuestros valientes soldados, marinos y aviadores, es que está desnudando muchas carencias en diversos sectores de nuestro país.

En el caso de las Fuerzas Armadas, se presenta un panorama preocupante: posee diferentes sistemas, modelos y calibres de armas, en su mayor parte desfasados, que requieren de una modernización tecnológica urgente. Y sin duda, una estandarización.

En el caso de los fusiles, no olvidemos las batallas de San Juan y Miraflores durante la Guerra del Pacífico, donde gran parte de la derrota se debió a la dificultad de abastecer de municiones a batallones que tenían fusiles de diversas marcas, modelos y calibres. Un pandemónium.