Jhon Alexander Arango, el colombiano que pasó de hacer sombreros de cartón a liderar su empresa de helados. (Foto: EFE)

Jhon Alexander Arango, el colombiano que pasó de hacer sombreros de cartón a liderar su empresa de helados. (Foto: EFE)

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Tropezar hace 18 años con una máquina para hacer helados cambió la vida de Jhon Alexander Arango, un colombiano que de forma intuitiva identificó un vacío en el mercado y pasó de fabricante de sombreros de cartón a prometedor empresario.

“Fue como una ayuda divina. Simplemente se me encendió el foco. Yo no lo busqué”, expresó a Efe Arango, el gerente y fundador de Fryscol, una empresa que realiza productos para heladería, que tiene actualmente unos 150 clientes.

Estaba en segundo semestre de universidad y mientras pegaba sombreros de cartón, que son utilizados para celebraciones, pensó que podía hacer “algo más” por su vida.

Con el dinero que le prestó una familiar compró una máquina de helados suave y empezó a venderlos a la entrada de un supermercado en Medellín.

“No sabía nada. No había ensayado y me lancé al ruedo”, contó el emprendedor, a quien el destino le presentó una gran oportunidad cuando una persona le preguntó por los tornillos de la máquina y aprovechó para interrogarlo sobre el tipo de helado que compraba.

“Fue un chispazo. Le dije: te vendo la mezcla del helado”, detalló Arango sobre el momento que marcó el inicio de su empresa que hoy maneja siete líneas y 35 sabores, entre ellos maracuyá, piña colada, lulo y capuchino como los más novedosos.

Entre “ensayo y error” aprendió a hacer la fórmula del helado, de la que admitió que principio no gustó y tuvo que ir corrigiendo aspectos como la textura y el sabor.

“Hacía mezclas en mi casa y todo muy artesanal”, acotó el tecnólogo en gestión comercial, que ahora tiene en la mira exportar a Bonaire, Curacao y Aruba.

El ahora gerente convirtió hace cinco años su habitación en la fábrica de un negocio que empezó a crecer entre dificultades y recursos limitados, hasta el punto que la falta de una selladora lo hizo vivir momentos amargos cuando el producto le llegaba al cliente derramado.

“No sé cómo no tiré la toalla. Pensé en regresar a mi trabajo con sombreros”, sostuvo.

El panorama mejoró cuando puso orden, trasladó la empresa a una nueva sede y pulió desde el empaque hasta la formulación, pero su falta de experiencia y formación gerencial provocó que el crecimiento de Fryscol se estancara.

Empezar a cursar el programa Método Base de Aceleración (MBA) en la Corporación Interactuar marcó un antes y un después con un proceso que inició con “organizar la casa” para optimizar los procesos y mejorar la comunicación, la productividad y las ventas.

“El año pasado tuvimos un vuelco de 180 grados. Fue un cambio brutal. Somos un equipo de seis personas y pasamos a cuadruplicar las ventas”, manifestó el colombiano, de 23 años.

De esos días en los pasaban horas homogenizando las mezclas con la mano, nada queda. Ahora, las batidoras en diez minutos realizan ese proceso y actualmente producen más de 6.000 kilos de helado al mes que terminan en pequeña y medianas heladerías del país.

Según contó Arango, parte del éxito de su empresa, que empezará el próximo año a enfocarse en clientes con un perfil más elevado, no solo está en ofrecer una mezcla terminada, sino también en vender complementos y toppings y en brindar asesorías a los clientes en el funcionamiento de las máquinas y la fabricación de los helados.

“Vamos a ser la primera opción en helado suave en Colombia”, aseguró el empresario, quien trabaja en un nuevo proyecto: la fabricación de perlas explosivas, uno de los acompañamientos favoritos para los helados.

Para él, su experiencia le confirma que el respaldo familiar ha sido determinante, por ello se atreve a aconsejar a los padres de jóvenes emprendedores que, como él, también buscaron “marcar historia” y cambiar su realidad: “por locos sean sus proyectos, apoyen a sus hijos”.

El coordinador de programa Método Base de Aceleración (MBA) de Interactuar, Hárold Tavera, dijo a Efe que el proceso de Arango se gestó de manera “muy intuitiva” cuando él descubrió un “vacío” que había en el mercado.

“El producto existía, pero no le enseñaban a las personas a usarlo y a sacarle provecho”, enunció Tavera, y agregó que también ha sido un acierto del creador de Fryscol entender que sus clientes también necesitan crecer y generar ganancias.

Destacó que los empresarios jóvenes son “más hábiles” para relacionarse y construir alianzas, mientras que los mayores son más desconfiados y tratan de lograr el éxito en solitario.

“Su juventud los hace ser más arriesgado y crear innovaciones”, comentó Tavera, quien participó en la formación del joven que ha conseguido llenar de helados a Colombia gracias a su intuición. 

EFE