Millones de japoneses abandonarán sus puestos de trabajo entre el 27 de abril y el 6 de mayo. (Pixabay)

Millones de japoneses abandonarán sus puestos de trabajo entre el 27 de abril y el 6 de mayo. (Pixabay)

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Japón emprende unas vacaciones de primavera que excepcionalmente este año darán 10 días de descanso a los empleados nipones, conocidos por pasar largas horas en la oficina y por fenómenos como el “karoshi”, la muerte por sobrecarga de trabajo.

En un respiro laboral sin precedentes en el país, millones de asalariados japoneses abandonarán sus puestos de trabajo entre el 27 de abril y el 6 de mayo en lo que se conoce tradicionalmente como la Semana Dorada.

Esta sucesión de festivos, que se celebra cada año alrededor de las mismas fechas, es la pausa laboral generalizada más larga para muchos nipones y dura alrededor de una semana.

En esta ocasión, varios festivos nacionales contiguos a las celebraciones con motivo de la abdicación del emperador Akihito y las consecutiva sucesión al trono del príncipe Naruhito han propiciado una acumulación insólita de días no laborables.

“Normalmente las vacaciones de verano o las del fin del año son más largas que la Semana Dorada. Es una locura que tengamos tantos días ahora, cuenta a Efe Eita Uchida, un oficinista tokiota de 24 años.

La Semana Dorada de 2019 comenzó el sábado e incluye las festividades del Día de la era Showa (29 de abril), el día de abdicación (30 de abril), la ascensión al trono (1 de mayo), el Día en memoria de la Constitución (3 de mayo), el Día Verde (4 de mayo) y el Día de los Niños (5 de mayo).

El 2 de mayo serán vacaciones porque la ley nipona convierte cualquier día situado entre dos festivos en otro feriado. El lunes 6 de mayo compensará el festivo del domingo anterior, una práctica también habitual en Japón.

Durante la Semana Dorada, los niños no irán al colegio y muchos negocios cerrarán junto con la bolsa, los bancos, los hospitales y las oficinas públicas. Paralelamente, se llenarán de gente atracciones turísticas, centros comerciales, estaciones, aeropuertos y restaurantes.

La agencia de viajes líder en Japón, JTB Corporation, calcula que un récord de 24,7 millones de japoneses aprovecharán esta inusual serie de días festivos para hacer viajes de más de dos días, algo que el estricto código laboral nipón normalmente impide.

La empresa prevé que 6,6 millones irán a un país extranjero, un incremento del 7 % respecto al año anterior, siendo los destinos más populares Hawai, el Sudeste Asiático y Europa.

Pero no es oro todo lo que reluce, ni siquiera esta Semana Dorada anhelada por tantos.

“No sé lo que haré con tantos días de vacaciones”, comenta Uchida, que como muchos otros empleados no se plantea salir de la ciudad en previsión de las multitudes de viajeros.

“Los trenes siempre están atestados de gente durante estos días. Lo mismo con los viajes al extranjero, todo el mundo irá a otros países y así es mucho más caro viajar. Por eso me quedaré en casa, explica el joven tokiota.

Los expertos auguran que estas vacaciones de 10 días producirán efectos negativos a la vez que positivos en la economía del país.

En un informe, el investigador en economía del instituto nipón NLI Taro Saito razona que las consecuencias nocivas del parón de las fábricas nublará los beneficios que pueda tener el previsible aumento del consumo.

Asimismo, los empleados que cobran por horas y trabajan en negocios que cerrarán durante las vacaciones verán un descenso importante de sus ingresos en los meses de abril y mayo.

“Aunque no se deteriorará, no se puede esperar que la economía se vea impulsada por la Semana Dorada. Durante 10 días festivos, la vida de los ciudadanos funcionará mal por el cierre a largo plazo de hospitales, bancos y oficinas gubernamentales”, dice el informe.
Nora Olivé / EFE