Síguenos en Facebook



“Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos”, decía el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupery, autor de la famosa obra El Principito. Y no es para menos. En Brasil, una niña acaparó la atención del mundo por enseñarle a leer y a escribir a un anciano usando lo que aprende en clases.

Bárbara Matos, una menor de 9 años de la localidad brasileña de Crato, se sienta en el patio de su centro de estudios para instruir a Francisco Santana Filho ‘Zezinho’, un heladero de 68 años que no tuvo la oportunidad de ir al colegio durante su juventud por dedicarse a trabajar, informó el diario Tribuna do Ceará.

Pese a que la pequeña maestra le imparte a su veterano pupilo estas lecciones desde 2017, la historia de ambos se volvió un fenómeno viral en las redes sociales recientemente luego de que una docente compartiera su historia, la misma que fue recogida por un sintonizado programa matutino de Rede Globo.

‘Zezinho’, quien desde hace 44 años regala sonrisas mientras vende helados en el patio del colegio de Bárbara, trabaja por las mañanas pero alrededor del mediodía cuando terminan las clases de su maestra, vuelve para convertirse en el alumno que nunca pudo ser debido a las adversidades que tuvo que enfrentar.

“Algunas amistades me ayudan. Entonces, así, yo también aprendo. Cuando él me dijo que no sabía (ni leer ni escribir), yo le dije que iba a enseñarle. Así fue como empecé a hacerlo”, contó Bárbara sobre su amigo, al que convirtió en su estudiante para que tenga la oportunidad de ver el mundo a través de la lectura y la escritura cuando apenas tenía 7 años.

“Ella es mi maestra. Ella es una persona muy linda, gentil y especial. A la hora de la salida, ella me enseña el alfabeto. Estoy aprendiendo de a poquitos. Es como si estuviera dibujando y ahora lo estoy haciendo con el corazón”, dijo ‘Zezinho’, al tiempo que asegura que encara con firmeza la “belleza de ser un eterno aprendiz”.

Bárbara asegura que ‘Zezinho’ es un alumno estupendo y que se esfuerza mucho en aprender todo lo que le enseña, que es básicamente lo que ella aprende en clases. Incluso, la niña cuenta que planea las lecciones que le impartirá a futuro al anciano que, a diferencia de otros de su edad, tiene claro que desea seguir adelante.

“Ya le he enseñado el abecedario, algunas palabras y los números. A veces hasta le hago uno que otro examen. Ha aprendido a escribir y en un futuro quiero enseñarle matemáticas”, precisó Bárbara. Sin duda, esta pequeña encontró su vocación a una temprana edad y aprendió en el proceso a ser una mejor persona.