El animal mide unos 30 centímetros y es venenoso. (Foto: Wikimedia)

El animal mide unos 30 centímetros y es venenoso. (Foto: Wikimedia)

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Un primo de las musarañas, en peligro de extinción, aparecido hace más de 60 millones de años, se encuentra en Cuba, Haití y República Dominicana. El extraño mamífero es venenoso, solo puede correr en zigzag y las glándulas mamarias de la hembra se ubican cerca de la cola.

Solenodón es el nombre de la criatura del Caribe, cuya evolución se detuvo poco después de su surgimiento, cerca de la extinción de los grandes dinosaurios en el Cretáceo.

Hay dos especies de este raro animal, conocido como almiquí en Cuba y la isla La Española. De trompa prominente, el pequeño animal de unos 30 centímetros y una cola de 27 centímetros es el último representante de la familia de los Solenodontidae, un fósil viviente.

En 1833 fue catalogado por el naturalista alemán Johann Friedrich von Brandt. Nocturno, solitario y muy huidizo, se le creía extinto. Hasta que se descubrió que hay varios ejemplares, aunque dispersos y en grupos reducidos.

SIGLOS EN PELIGRO

El solenodón se encuentra en peligro de extinción en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), a causa de la deforestación y el deterioro de su hábitat. Con la llegada de los primeros perros y más tarde, durante la colonización, de gatos, mangostas y hurones, enfrentó a sus primeros predadores.

Hoy las piaras de cerdos salvajes destruyen el fondo de tierra donde este busca su alimento, principalmente insectos y algún reptil o batracio pequeño.

RAREZAS Y TRAGEDIAS

El solenodón, como el topo, con quien está lejanamente vinculado, tiene una pésima visión compensada con un excelente olfato expandido en su larga y trompa, tan flexible que puede mover como un codo humano. Gracias a estos movimientos, escarba en búsqueda de su dieta.

A cada lado de su mandíbula inferior, en el segundo incisivo, tiene una ranura del que inyecta veneno a su víctima. De hecho, la palabra solenodón significa, en griego, “diente surcado o acanalado”.

Esta sustancia es letal para él mismo. Es el arma que utiliza para conquistar a las hembras: cuando dos solenodontes luchan por la conquista del apareamiento, solo uno sobrevivirá.

El destino de fatalidades lo persigue desde el nacimiento, pues la hembra pare tres crías, pero solo tiene dos glándulas mamarias. Una de las crías morirá de hambre poco después de nacer.

No puede saltar y su mecanismo de defensa es poco útil. Al quedarse quieto, adoptar una postura similar a estar sentado y esconder su cabeza entre las extremidades, es un bocado muy fácil para sus predadores.

El solenodón huele a cabra, tiene una glándulas en las ingles y axilas que emiten este aroma poco agradable. Cuando siente miedo, emite gruñidos similares a los de un cerdo. También se ha detectado que grazna sonidos que parecen de pájaros, probablemente para atraer a sus compañeros.