La obra le trajo éxito a la autora. (Foto: Kate Morton / Facebook)

La obra le trajo éxito a la autora. (Foto: Kate Morton / Facebook)

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La escritora australiana Kate Morton, autora de exitosas novelas como El jardín olvidado, asegura que podría vivir sin publicar. “Pero necesito escribir, incluso cuando me digo a mí misma que voy a hacer una pausa, me pongo a escribir”, señala en una entrevista con Efe.

“Si no estoy construyendo un mundo imaginario no estoy bien”, recalca la escritora, que presentó hoy en Madrid la traducción al español de su nueva novela, El último adiós, en la que vuelve a demostrar su gusto por lo victoriano y las tierras inglesas, en las que ha ambientado todos sus libros.

Pero también reivindica su condición de escritora de misterio y huye de la clasificación de “literatura femenina” para sus novelas y pone como ejemplo el hecho de que en España tenga más lectores varones que mujeres.

“A un autor que escribe de personajes masculinos nunca se le pregunta cuándo va a relatar historias de mujeres, es aceptable”, indicó Morton, que mantiene un estilo propio sin tener en cuenta esos comentarios.

Así, en El último adiós regresa el peso del pasado en el presente y los secretos familiares sobre los que Morton teje sus tramas, una fascinación que viene de una historia personal: su abuela descubrió a los 21 años que no era hija biológica de su padre, una realidad que ocultó a su familia hasta casi su muerte.

En este caso, la novela transcurre en dos planos temporales, la actualidad y los años 30, en una mansión en el campo de la familia Edevane.

Es en una festiva noche de verano de 1933 cuando la familia de Alice Edevane, de 16 años y escritora en ciernes, sufrirá una dolorosa desaparición. Setenta años más tarde, Sadie Sparrow, investigadora en Scotland Yard y de permiso forzoso tras un caso, descubre una mansión abandonada y la historia de un niño desaparecido sin dejar rastro.

Una novela que, al igual que toda su obra, está parcialmente inspirada en hechos reales. En esta ocasión es un suceso ocurrido en Australia y conocido como el de los niños Beaumont, tres hermanos desaparecidos en una playa en enero de 1966, un caso que aún no se ha resuelto.

En la novela, Morton habla del estrés postraumático tras las guerras y de sus víctimas, y considera que la condición humana no está hecha para la violencia.

Por eso, en relación a los atentados de París, la autora cree que los seres humanos “no estamos hechos para matarnos unos a otros”, como lo demuestra, dice, que las personas pueden sufrir este estrés postraumático tras la violencia.

La autora australiana asegura que ya no se siente presionada por el éxito de sus novelas porque escribe “por amor”.

“Escribir es muy duro y te lleva mucho tiempo. Por eso no puedes hacerlo por motivos cínicos. Soy una narradora y es peligroso intentar gustar a todo el mundo”, sostiene.

Aunque señala que nunca ha podido leer sus novelas “como lectora”, considera que la receta de su éxito puede estar en transmitir que se viaja a algún sitio, además de contar con unos personajes fuertes y con una trama bien narrada.

El objetivo es “hacer llegar al lector a un lugar donde, cuando cierre el libro, lo eche de menos”, indica la autora, que quiere transmitir el mismo sentimiento de “desaparecer del mundo” que ella ha tenido siempre como lectora.

Y eso es lo que ha querido lograr con todas sus novelas hasta la fecha y lo que buscará en las dos nuevas que ya prepara.

EFE