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Dicen algunos que Vlaidmir Putin habla, anda, mira y se mueve en general como si de un robot se tratara. No es verdad.

Por cuarto año consecutivo, los presidentes de las diez agencias más importantes del mundo nos reunimos en San Petersburgo con el líder máximo de la Rusia moderna, y una vez más pudimos comprobar que Vladimir Putin puede aparentar que es duro y frío como un robot, pero la realidad es que es un ser humano como cualquiera, que gesticula mucho en la conversación, que sonríe y se ríe, que hace bromas al estilo soviético, y que es de carne y hueso como usted y como yo, pues cuando le das la mano no es tan frío como aparenta, sino completamente normal tanto en temperatura como en temperamento.

Cosa distinta es que a Vladimir Putin le pueda gustar más o menos la gélida realidad de la cibernética, este mundo de hoy tan hiperglobal, la guerra de guerrillas de los trolls y de los hackers, las redes y la propaganda en redes, la posverdad y las “fake news” retuiteadas, todo lo que significa en general el universo inabarcable de la high technology, que permite que te puedan seguir los pasos en cualquier parte del mundo a golpe de móvil, grabar cualquier conversación cualquier día con tu propio móvil, o destruir todos tus archivos gracias a un virus que te entra una mañana por ese mismo teléfono móvil.

O sea, el sueño hecho realidad de cualquier espía que se precie de serlo. Y Putin, no lo olvidemos, fue espía del KGB, jefe de los espías del servicio que siguió al KGB, y dirige el Kremlim desde hace 18 años aplicando técnicas que, según muchos observadores, se asemejan bastante a las estrategias de mando y control que se enseñaban en las escuelas del KGB.

Vladimir Putin no es un robot, pero no es incierto decir que en la distancia lo parece. Su mirada de cera, fija e intensa, el movimiento de sus dedos, sus labios ultrafinos e incluso su discurso inalterable, bien urdido, nada dado a estridencias tipo Trump.

¿Es Trump su amigo? Se lo pregunté así de claro y directo y me respondió que no le conoce personalmente, aunque le agrada su sinceridad y espontaneidad. Pero que no es ni su amigo ni su enemigo, sino todo lo contrario. O sea, piense usted lo que quiera, que nadie le va a desmentir.

¿Y la ciberguerra? Se dice que Putin ha montado un ejército de trollers (activistas en las redes) y hackers para influir constantemente en el mundo. Ese ciberejército se alojaría en las tripas de los edificios más arcaicos y en apariencia obsoletos de su ciudad de siempre, otrora Leningrado, hoy San Petersburgo, con la misión clara de ganar en la Red todas las batallas que el líder ruso no puede ganar hoy por hoy por la fuerza de las armas.

¿Ciberguerra? Al ciberejército de Vladimir Putin se le atribuye la derrota de Hillary Clinton, el hackerataque que cegó a los bancos estonios durante una semana, el cambio de opinión en Serbia contra la UE o el hecho llamativo de que en los Países Bajos votaran contra la incorporación de Ucrania a Europa. ¿Cómo? Con la acción permanente de los trollers que llenan de mensajes de todo tipo las redes sociales, o bien por el empleo de gusanos o virus informáticos capaces de agujerear los cerebros de las computadoras más inteligentes.

vladimir putin
El presidente ruso, Vladímir Putin, durante su entrevista con los presidentes de 10 grandes agencias de prensa internacionales. (Foto: EFE)

Dice Putin que él no sabe nada de ciberguerra ni de ciberataques ni de trollers ni de hackers, al menos como algo que oficialmente se le pueda atribuir a Rusia, y que por supuesto Moscú no está detrás de todos los males que acechan al mundo.

Lo que sí es cierto es que el prestigio de Vladímir Vladímirovich, tras 18 años al frente de la primera potencia del Oriente europeo, sigue intacto en imagen pese a las sanciones por Crimea, la guerra en el Este de Ucrania, la crisis económica, la caída del rublo, el hundimiento de precio del petróleo, la corrupción, la guerra en Siria, la ciberguerra fría o su implicación en el escándalo de los papeles de Panamá.

¿Cuánto tiempo gobernará Putin? Hay quien piensa que siempre. El próximo año tiene elecciones presidenciales y previsiblemente las volverá a ganar, si es que se presenta, que lo hará, aunque hay ahora mucha rumorología en sentido contrario. A este respecto, nos dijo con contundencia: “Ahora no es la hora” de hablar de ese tema. Aún no toca.

Putin no es un robot, es verdad, pero hoy por hoy sigue sacando varios cuerpos de ventaja a los dirigentes occidentales en agilidad, rapidez, reflejos, oportunidad, malicia y tal vez maldad.

Lo ha demostrado hoy una vez más en el Palacio Constantino, su residencia oficial en San Petersburgo, ante los presidentes de las principales agencias de noticias del mundo entero, a los que nos obsequió con dos horas de su preciado tiempo.

De manera que, a día de hoy, somos muchos los que pensamos que aún queda Putin para bastante rato.

Fuente: EFE/José Antonio Vera

DATOS CLAVES DE VLADIMIR PUTIN

Vladimir Putin nació el 7 de octubre de 1952 en Leningrado (URSS), ahora San Petersburgo, Federación Rusa).

En la década del 70 fue reclutado por la KGB y en los 80 tras terminar sus estudios en la Academia de Espionaje fue enviado a la República Democrática Alemana (RDA) donde sirvió hasta la caída del Muro de Berlín.

Hacia 1999, por primera vez se convirtió en el jefe del Kremlin, cuando Boris Yeltsin renunció inesperadamente a la Presidencia de Rusia y asumió el cargo interinamente. Desde entonces, Vladimir Putin ha sido tanto presidente como primer ministro de Rusia.