(Foto: Cortesía Life Maria/Youtube)

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“En la guerra, la primera víctima es la verdad”, dijo el dramaturgo griego Esquilo ya hace más de 2.500 años. También hoy, en el conflicto de Ucrania, en el cual los implicados dicen querer evitar una guerra, la batalla por la supremacía de sentido ya comenzó hace tiempo. Incluso el observador más avezado tiene dificultades para diferenciar la propaganda de los hechos reales.

La confusión es tal, que, en los últimos días, fue complicado establecer la veracidad sobre supuestas misiones de soldados rusos y agentes de los servicios secretos en el este de Ucrania, ya que los informes se contradecían.

El Gobierno de Ucrania había presentado a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) fotos que debían servir como prueba de que algunos combatientes armados en la región eran realmente soldados u oficiales de los servicios secretos rusos. Entre otros, se veía a un hombre de profusa barba, que, se suponía, había sido visto en 2008 en fotos de Georgia: un combatiente clandestino ruso. El Gobierno ucraniano las publicó a través de Twitter y de otros canales.

La portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Jen Psaki, dijo que las imágenes eran “más indicios de la conexión entre Rusia y las milicias armadas del este de Ucrania”. Las fotos, además, reforzaron la posición que Washington y Kiev tomaron hace semanas, y que se basa en que los combatientes que operan en la región forman parte del ejército ruso, y en que Putin sigue jugando el juego que comenzó en Crimea. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, desmintió de inmediato que su país hubiera enviado soldados a Ucrania.

Pruebas inventadas

Un periodista de la revista Time localizó al combatiente barbudo. Se trata de Alexander Mozhaev, a quien poco después entrevistó en la ciudad de Sloviansk, en el este de Ucrania. Mozhaev se mostró sorprendido de haber sido confundido con un agente de los servicios secretos rusos, y dijo que, si bien era ruso, nunca había estado en Georgia. Su misión en Ucrania fue producto de su espíritu aventurero y de su nacionalismo. Y hasta le mostró su pasaporte.

Cuando las fuentes –-ya sean gobiernos, expertos o testigos— no se ajustan a la verdad, es indispensable contar con una investigación periodística exhaustiva. Pero ésta es extremadamente difícil en medio de conflictos armados.

“El gran desafío de los medios es echar luz sobre la niebla que crea la propaganda”, resume Hanno Gunder, director de n-ost , una red que trabaja para lograr una cobertura informativa independiente en el este de Europa. Para los rusos, algo casi imposible de obtener, dice.

Formar opinión a favor de uno u otro bando

La oferta informativa de muchas emisoras rusas es tendenciosa, sobre todo, por la forma en que utilizan las palabras para describir la realidad. Mientras en los medios occidentales y en Ucrania se habla a menudo del “gobierno de transición” de Kiev, los medios rusos cercanos al Kremlin, como la emisora internacional Russia Today, se refieren al “Gobierno ucraniano golpista”.

De un lado, se habla de un “autoproclamado alcalde”, mientras que en el otro se lo llama ”alcalde del pueblo”. Esos matices, así como la elección de temas y de expertos consultados, crean en la población una disposición a favor o en contra de uno u otro bando. “La recepción de las diferentes fuentes en un punto central”, explica Hanno Gundert. En Ucrania hay una mayor diversidad medial que en Rusia, y el movimiento de protesta de la Plaza Maidan también influyó en el aumento de medios críticos hacia el sistema.

Sin embargo, la población rusoparlante se informa principalmente a través de los medios rusos, y éstos –-con pocas excepciones— siguen la línea del Kremlin. “La televisión rusa hace tiempo que ya no difunde una oferta periodística profesional. Se ha convertido en una maquinaria de propaganda, y ahora todo eso toma una dimensión aterradora”, explica Tatjana Felgengauer, redactora jefe interina de la emisora Eco Moscú, crítica del Gobierno. Según ella, el Kremlin trata de establecer un punto de vista unificado: “En Kiev están los fascistas. En el este de Ucrania, nuestros amigos”: ése es el mensaje.

Hasta ahora, en Rusia, en Crimea y en partes del este de Ucrania, Moscú parece tener éxito con esta estrategia. Es por eso que Hanno Gundert no se sorprende del gran apoyo del que goza Putin entre los rusos. “Es importante entender lo difícil que es para los rusos no ser atrapados por la burbuja de los medios”, finaliza el experto.

(Fuente: Deutsche Welle )