La trata de personas en el Perú ya no es un mito sino una dura y preocupante realidad (Foto: Ministerio Público)

La trata de personas en el Perú ya no es un mito sino una dura y preocupante realidad (Foto: Ministerio Público)

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El Perú ocupa en la actualidad un indecoroso y perturbador lugar dentro del top de los tres países con mayor tasa de víctimas de esclavitud moderna en América Latina, junto con México y Colombia. Según el Sistema de Registro y Estadística del Delito de Trata de Personas y Afines de la Policía Nacional (RETA-PNP), unas 7.000 personas fueron víctimas de trata en el país entre los años 2011 y 2016, siendo en su mayoría mujeres (93,77%) en edades comprendidas entre los 13 y 24 años. Lo que hace aún más alarmante esta dura realidad es que no todos los casos de trata se denuncian, ya sea por temor, desconocimiento o amenazas que obligan a la víctima a sufrir en silencio y a aceptar contra su voluntad una dura realidad que nunca pensó vivir ni en la peor de sus pesadillas.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la trata como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, con fines de explotación sexual o laboral”. Este concepto también abarca otras prácticas de explotación como la mendicidad, la venta de órganos y los embarazos forzados con fines de adopción, entre otras.

Si la Constitución peruana establece en su artículo primero que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad “son el fin supremo de la sociedad y el Estado”, ¿por qué un fenómeno tan perverso como la trata de personas, que deshumaniza a quien se convierte en víctima, ha ganado tanto terreno en el país?

La Prensa conversó con Cécile Blouin, abogada e investigadora senior del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDEHPUCP), quien considera que la falta de información actualizada y fidedigna sobre la trata de personas en el país dificulta el análisis del impacto social de este grave delito.

“Tenemos que admitir algo importante: no tenemos data confiable, actualizada y consolidada. Es decir, la realidad sobrepasa la data que podamos tener, porque la trata es un delito que también ocurre en zonas muy alejadas de nuestra realidad urbana de Lima. Por ejemplo, en Madre de Dios, zona vinculada a minería. Entonces lo primero que es necesario trabajar es la data, pues no contamos con data confiable”, explicó la especialista.

Si bien en el Perú no se ha probado la existencia de grupos criminales vinculados a la trata de personas, sí se ha investigado, por ejemplo, que existen clanes pequeños – muchas veces familiares – que captan a las víctimas – generalmente de condición humilde – con engaños y falsas promesas de empleo y desarrollo. Mientras que un grupo se dedica exclusivamente a reclutar personas, otro se encarga de acogerlas y trasladarlas – dentro de su lugar de origen o fuera del mismo -, y un tercero – del mismo clan o externo – finiquita la operación sometiendo a las víctimas a diferentes formas de explotación sexual o laboral.

“Esta es una realidad muy compleja donde hay muchos mitos y ficciones. Pensamos que es un gran grupo pero en realidad se aprovechan otras estructuras de la sociedad, por ejemplo, el aprovechamiento de las condiciones de vulnerabilidades en algunas zonas del país, condiciones de pobreza, de desigualdad y de violencia de género”, observó Blouin.

“Estamos ante una realidad bastante compleja donde necesitamos conocer e investigar más. Se necesita también luchar contra esta indiferencia que la sociedad necesita trabajar más. Necesitamos darnos cuenta de que esto está ocurriendo y que todos necesitamos trabajar”, añadió.

(Cécile Blouin, investigadora y especialista en derechos humanos, considera que la sociedad debe investigar y conocer más sobre el delito de trata de personas)

GRUPOS VULNERABLES

Las cifras oficiales que constan en los registros fiscales y policiales señalan que las mujeres y los niños, niñas y adolescentes, son los dos grupos más vulnerables al delito de trata. Según el Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público (2009-2014), nueve de cada diez víctimas registradas en los 33 distritos fiscales del país, son peruanas, principalmente mujeres de 13 a 24 años. En tanto, ocho de cada diez víctimas son captadas a través de falsas ofertas de empleo que se publicitan en mercados, tiendas, emisoras radiales y diferentes barrios periféricos, aprovechando las necesidades de trabajo y las expectativas económicas de los adolescentes y jóvenes.

“También precisaría que esta data está basada en las denuncias; entonces lo que podemos pensar es que también hay una serie de poblaciones que nunca llegan a denunciar. La población masculina, por ejemplo. No podemos afirmar que la población masculina nunca ha sido víctima de trata, sería una visión muy simplista de la realidad. Para los hombres es mucho más difícil llegar a denunciar una actividad como la trata porque ellos están vinculados más a la explotación laboral. Hay otras formas de trata en la que los hombres pueden verse involucrados y no pueden denunciar por múltiples razones”, opinó la experta.

A criterio de la abogada, el Estado tiene que continuar con el plan de reintegración, asistencia de emergencia y atención a las víctimas, porque “si no hacemos nada con ellas o no tenemos medidas de protección adecuadas, lo que va a pasar es que la víctima vuelve a la situación de trata”.

“Eso es lo inmediato, pero después hay que pensar en todo lo que sigue: reintegrar a esta persona para que pueda encontrar un trabajo y medios de vida sostenibles en su zona de origen. El Estado es el que tiene la obligación, pero en la actualidad hay organizaciones civiles y religiosas apoyando en dar un albergue temporal a las víctimas de trata”, enfatizó.

Aunque la legislación penal peruana establece penas de hasta 15 años de cárcel – y no menor de 25 años si se comete el delito en forma agravada – para quienes incurran en este grave ilícito, Blouin considera que no es suficiente abordar la trata de personas desde el punto de vista delictivo, “porque estamos hablando de una práctica social que es aceptada”.

“El enfoque delictivo es importante pero no basta con verlo desde la mirada delictiva. Es bueno saber quiénes son las víctimas pero también quiénes son los tratantes, que son las personas que cometen el delito”, apuntó.

(La trata de personas es un delito que crece cada año. Miles de víctimas sufren a causa de la explotación sexual y laboral / USI)

EL V CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE TRATA DE PERSONAS

Del 13 al 15 de junio, el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en alianza con la organización CHS Alternativo y la Red Observa LATrata, presentarán el V Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas.

El evento contará con 23 paneles, 14 talleres y la presentación de destacados especialistas en derechos humanos. El congreso pone al centro a la víctima y la aborda desde el reconocimiento y la reivindicación.

Entre los ponentes que participarán en el evento se encuentran Najat Maalla M’jid, presidenta de la Oficina Internacional de Derechos del Niño; Álvaro Botero, representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Gioconda Herrera, representante de FLACSO-Ecuador; y Rodolfo Casillas Ramírez, representante de FLACSO- México.

Por Ernesto Cegarra / @ernesto1811


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