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Miles de peruanos vienen participando en la tradicional procesión del Señor de los Milagros , la imagen religiosa más venerada en Perú y cuyo culto constituye el acto público de devoción más grande del país y “probablemente” de toda América Latina.

Como cada año, en una tradición que se remonta a finales del siglo XVII, la imagen del Cristo crucificado salió en andas a primera hora de la mañana de la Iglesia de las Nazarenas en Lima y arrancó su larga procesión por el centro de la ciudad, que terminará, tras pasar la noche en la Iglesia de las Victorias, en la tarde del miércoles.

Centenares de hermanos y hermanas de la Hermandad del Señor de los Milagros vestidos con su vistoso hábito morado acompañaban a la imagen, junto con miles y miles de limeños que aplaudían, lloraban y ofrecían sus manos a la sagrada imagen para pedir o agradecer su intercesión divina.

A su llegada a la Plaza de Armas recibió un homenaje por parte del presidente Pedro Pablo Kuczynski en los exteriores del Palacio de Gobierno.

El monseñor Adriano Tomasi, el obispo auxiliar de Lima, precisó a EFE que la procesión del Señor de los Milagros constituye “desde luego el acto público de devoción” más grande del país, y “con toda probabilidad de toda América Latina”, y que se mantiene vigente anclada en la “religiosidad sencilla y popular” que sostiene la “fe verdadera del pueblo peruano”.

HISTORIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Según narra la tradición, la figura del Señor de los Milagros) fue pintada en torno al año 1651 por un esclavo angoleño en un muro de adobe a las afueras de la entonces capital del Virreinato del Perú.

En 1655, un terremoto que destruyó gran parte de las ciudades de Lima y el Callao, dejó intacto el muro sobre el que estaba pintado el Cristo, por lo que la población comenzó a ver en la figura propiedades milagrosas.

Poco a poco se desarrolló un culto a la imagen, particularmente entre los sectores populares y los esclavos de la ciudad, que en un principio incluso intentó ser prohibido por las autoridades, quienes se echaron atrás al ver la devoción que mostraban sus fieles.

Tras sobrevivir intacto otro terremoto en 1687, la imagen fue copiada al óleo y se dio inicio a sus procesiones por la ciudad para que intercediera por sus habitantes y los protegiera de los temblores que tanto entonces como ahora azotan periódicamente la ciudad.

Este lienzo, que es el que hoy en día aún sale de procesión, se exhibe en público durante octubre, en el que se realizan dos pequeños recorridos el primer sábado del mes y el día 28, y la gran procesión de los días 18 y 19.

El resto del año la imagen reside en el Monasterio de las Nazarenas, en donde las monjas custodian el lienzo y lo preservan cuidadosamente.