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El Gobierno de Filipinas, al mando del confrontacional Rodrigo Duterte, y el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), que representa a la rebelión comunista, reanudaron en Oslo las conversaciones de paz iniciadas en agosto.

Las negociaciones, en las que Noruega ejerce de mediador, se desarrollarán hasta el martes 11 y se centrarán en cuestiones como las reformas sociales, económicas y políticas, así como la amnistía para presos comunistas y un alto el fuego permanente, informó el ministerio de Exteriores noruego.

El titular de este departamento, Borge Brende, se reunirá con los grupos negociadores. Ambas partes habían acordado promover la amnistía y decretar el cese unilateral a las hostilidades declarado días como gesto de buena voluntad antes del primer acercamiento en cinco años sobre un conflicto armado de casi medio siglo de duración y que ha costado la vida a más de 30.000 personas en Filipinas.

La administración de Rodrigo Duterte y el NDFP manifestaron entonces su intención de cerrar en seis meses un acuerdo que incluya reformas económicas y sociales “sustanciales”, al que seguiría otro sobre cambios políticos y constitucionales, previo al texto final que debería cerrar conflicto.

De este modo se podría alcanzar el objetivo del Gobierno de lograr un acuerdo de paz en un año.

Las conversaciones de Oslo implican reanudar un proceso estancado desde la ruptura de las anteriores negociaciones, en 2013, entre otros motivos por la negativa del entonces presidente, Benigno Aquino, a excarcelar a los negociadores comunistas.

El CPP fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno de Filipinas, país al que apuntan los focos internacionales por el estilo agresivo de su mandatario, Rodrigo Duterte, y su violenta guerra contra las drogas.

El Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), su brazo armado, fue establecido en 1969, cuenta con unos 6.000 combatientes regulares y lleva cerca de 45 años alzado en armas.

Fuente: EFE