Síguenos en Facebook



El papa Francisco y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , mantuvieron hoy una larga reunión en el Vaticano, rodeada de importantes medidas de seguridad y que se produce tras los desencuentros entre ambos de los últimos años.

El presidente turco llegó con un retraso de cinco minutos, a las 09.35 hora local (08.35 GMT) junto a una delegación de 16 personas, entre ellas su esposa, Emine Erdogan, su hija Esra y varios ministros, como el marido de esta, Berat Albayrak, titular de Energía.

Fue recibido en la “Sala del Tronetto” del Palacio apostólico por el pontífice, que le dio los buenos días, mientras que Erdogan le preguntó en inglés cómo se encontraba y le agradeció “su interés”.

El encuentro a puerta cerrada y con traductores en la biblioteca papal comenzó a las 09.54 hora local (08.54 GMT) y se extendió durante más de 50 minutos, hasta las 10.45 horas, notablemente más extenso que los habituales, que rondan la media hora.

Por el momento se desconoce los temas que abordaron, pues el Vaticano deberá aún emitir un comunicado, si bien Recep Tayyip Erdogan aseguró el domingo en una entrevista a “La Stampa” que su intención era tratar el tema de Jerusalén , después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, la reconociera como capital de Israel.

En concreto, avanzó que su deseo era agradecer al papa una conversación telefónica que mantuvieron acerca de esta cuestión y por “difundir en el mundo cristiano un justo mensaje” sobre la Ciudad Santa, pues el Vaticano apoya su “statu quo” y la solución de dos Estados.

Tras la reunión se procedió al tradicional intercambio de regalos: Recep Tayyip Erdogan le ofreció un cuadro con una panorámica de la ciudad de Estambul, sobre el que le mostró algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad del Bósforo, como la Mezquita Azul.

También un baúl con cuatro libros, entre los que se encontraba “Mesnevi”, del místico persa del siglo XIII Yalal ad-Din Muhammad Rumi, y otros tres con su historia y su biografía.

“Cosas místicas”, ha respondido el pontífice al presidente turco, que en todo momento se mostró sonriente.

Por su parte, el papa Francisco ofreció a Erdogan un medallón de bronce que – dijo – representa “un ángel de la paz que estrangula al demonio de la guerra” y que es “símbolo de un mundo basado en paz y justicia”.

También le regaló un grabado en aguafuerte con la basílica de San Pedro con sus dos campanarios frontales construidos y, como es habitual, su encíclica “Laudato Si” (2015) sobre ecología y el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año.

“Es una cosa que he escrito sobre custodiar la Creación”, le explicó el papa acerca de la encíclica.

Tras el intercambio de regalos y el saludo a la delegación, el papa acompañó a la puerta de la biblioteca al mandatario turco y a su esposa, que le dijeron: “nosotros también esperamos su oración”.

Acto seguido, Erdogan se reunió con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y después visitó junto a la primera dama la basílica de San Pedro.

La llegada de Erdogan al Vaticano, la primera de un presidente turco en los últimos 59 años, estuvo protegida por un potente dispositivo de seguridad, con las inmediaciones cortadas al tráfico y con controles policiales para acceder a pie al área de San Pedro.

Ambos líderes, que ya se vieron en un viaje del papa a Turquía en 2014, han protagonizado algunos desencuentros últimamente, como cuando Francisco tildó la matanza de armenios a principios del siglo XX por los otomanos de “genocidio”, un término que Ankara rechaza.

La palabra, que Francisco volvió a emplear en junio de 2016 en su viaje a Armenia, provocó un incidente diplomático entre ambos países y el Gobierno turco convocó al nuncio apostólico (diplomático vaticano) para transmitirle su “desilusión y tristeza”.

Erdogan también se reunirá hoy en Roma con el primer ministro italiano en funciones, Paolo Gentiloni, y con el presidente de la República, Sergio Mattarella, y mantendrá un encuentro por la tarde con un grupo de empresarios.

Su llegada ha sido recibida con críticas por parte de grupos a favor de los kurdos y organizaciones defensoras de los derechos humanos, y también por su decisión de no comparecer ante los medios ni siquiera tras el encuentro con Gentiloni, cuando normalmente tiene lugar una rueda de prensa.

(Fuente: EFE)