Oasis de Palmira en Siria. (Foto: Wikimedia)

Oasis de Palmira en Siria. (Foto: Wikimedia)

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El oasis de Palmira, en Siria, es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ahora, después de la ocupación de la milicia terrorista del Estado Islámico (EI), no se ve a ningún turista.

Cuando el EI llegó a los diferentes sitios históricos en Siria e Irak, sus milicianos empezaron a excavar del modo menos profesional posible. En muchas ocasiones, dinamitando hasta 10 metros de profundidad.

Para el EI la conquista de la antigua Mesopotamia es un negocio lucrativo. En las ruinas buscan objetos que puedan tener un alto precio en el mercado internacional: bellas estatuas, artefactos antiguos, joyas… los artículos que los saqueadores de tumba no consideren de valor, son destruidos o dejados desprotegidos dentro de los cráteres.

El tráfico es mayor que nunca

El fenómeno de los saqueadores de tumbas es tan antiguo como la humanidad misma. Sin embargo, desde las guerras en Irak, la guerra civil en Siria y el surgimiento del EI, este fenómeno ha adquirido dimensiones nunca vistas. Día y noche los artículos históricos son removidos desde las zonas de conflicto en Oriente Medio y pasan por Turquía o Líbano hasta llegar a puertos francos como Dubái, donde los artículos pueden ser directamente comprados –-consiguiendo los documentos de exportación a través de comerciantes intermedios-– o enviados a comerciantes de antigüedades y a casas de subastas en Europa o Estados Unidos. Según informes de la Süddeutschen Zeitung y del Norddeutschen Rundfunk en Alemania, el tráfico de patrimonio cultural es el tercer tráfico más grande después del de armas y drogas.

Ley de devolución de bienes culturales

Es común ver en diferentes centros de comercio de arte en Europa descripciones muy vagas en cuanto al origen de los objetos como “Oriente Próximo” o “colección privada”. Al comprar objetos como estos no solo se incurre en un delito, sino que se apoya al terrorismo islámico.

Monika Grütters, ministra de Cultura de Alemania, con miras a combatir el tráfico de bienes culturales, anunció este lunes que promoverá una nueva ley. Se busca optimizar la ley de devolución de bienes culturales de 2007 de la convención de la UNESCO. “Alemania debe tener cuidad de no volverse en plataforma para el tráfico”, dijo la ministra.

Michael Müller-Karpe, arqueólogo forense del Museo Central Romano-Germánico en Maguncia, asesora a las autoridades en la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Müller-Karpe aboga porque las autoridades prendan las alarmas tan pronto aparezca un objeto de Oriente Medio. “Cuando países como Siria, Turquía o Irak no tienen cómo comprobar que los bienes culturales fueron encontrados en su territorio, sólo puede significar una cosa: el patrimonio cultural llegó de manera ilegal”, dice Müller-Karpe.

Para el arqueólogo forense gran parte del problema, aparte de la ley de devolución de bienes culturales, se debe a la laxa implementación de la ley por parte de las autoridades: “En Alemania la receptación es un delito. Si en un control de policía se le encuentra a alguien el maletero lleno de radios con los cables cortados, la persona va a tener problemas, pero si fuesen objetos arqueológicos esto no sucedería”.

Para la ministra Grütters está claro que la ley de devolución de bienes culturales no ha sido del todo positiva, por lo que la nueva ley, que entrará en función en el 2016, resulta central dentro de esta lucha. El lobby del comercio de antigüedades intentará presionar en contra de la nueva ley. Michael Müller-Karpe espera que esta vez la ley tenga un mejor resultado que la del 2007: “El Gobierno debe ser firme para que esta futura ley no se venga abajo”.

(Fuente: Deutsche Welle )