Las obras bloquearían el paso de sedimentos. (Foto: Getty Images)

Las obras bloquearían el paso de sedimentos. (Foto: Getty Images)

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A las 140 represas que funcionan a lo largo del río Amazonas, se planea sumar otras 482, obras cuyo impacto en el medio ambiente sería desastroso, advierten científicos.

El principal riesgo es que las presas hidráulicas alteren el cauce, al retener sedimentos y nutrientes que llegan a la planicie amazónica.

Cada proyecto lleva un estudio de sus efectos en el medio ambiente, pero no se había analizado el coste de todas juntas en la región. Una investigación publicada en Nature evalúa posibles consecuencias como inundaciones estacionales.

Los sedimentos son el sustrato mineral de la vida en una zona de humedales y llanuras aluviales de más de un millón de kilómetros cuadrados. Una parte de estos quedarán atrapados en la estructura.

“Acuérdense del antiguo Egipto, que dependía de los limos del río que fertilizaban las tierras de la llanura de inundación. El Nilo es hoy en día un río totalmente regulado artificialmente por megarepresas. Es un caso típico que ejemplifica los tremendos impactos producidos por infraestructuras construidas varias décadas atrás, lo que produjo grandes impactos sociales, ambientales y económicos”, compara el principal autor del estudio, Edgardo Latrubesse, citado por El País.

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“Se erosionan barrancas, islas y pedazos de la llanura aluvial mientras se generan nuevas áreas por sedimentación. Este proceso de regeneración es un mecanismo muy importante que contribuye a la creación de biodiversidad”, agrega.

Asimismo, en el Atlántico deposita una masa de sedimentos que se extiende por 1,3 millones de kilómetros cuadrados del océano e interviene en el clima regional, al condicionar la generación y movimiento de las tormentas tropicales del Caribe.

“Nuestras investigaciones previas han mostrado que, debido al sistemático problema de los sobrecostes y el alargamiento de los plazos, el coste real de las grandes presas es demasiado alto como para recuperarlo. Las grandes presas no solo son inviables económicamente, sino también ambientalmente perjudiciales”, recalca el estudio.