El medio ambiente y los sistemas formados por comunidades mantienen relación que merece replicarse. (Foto: Getty Images)

El medio ambiente y los sistemas formados por comunidades mantienen relación que merece replicarse. (Foto: Getty Images)

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Representantes de varios países defendieron hoy en Roma sus sistemas agrícolas tradicionales reconocidos por la ONU, al considerar que pueden servir para el desarrollo rural y la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.

Actualmente 36 sitios localizados en 15 países forman parte del programa Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), creado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2002.

El patrimonio agrícola va más allá del de una zona protegida y se refiere a los sistemas formados por comunidades humanas en estrecha relación con su territorio y su ambiente a lo largo del tiempo.

El embajador chino ante la FAO, Niu Dun, afirmó en un acto que su país – que tiene el mayor número de sitios SIPAM, concretamente once – ha legislado para preservar esos recursos e intenta concienciar sobre lo que estos significan en el medio ambiente.

“Si protegemos la herencia no es solo para nosotros, sino para apoyar la diversidad biológica en todo el mundo”, sostuvo.

Así como en China unos de los sistemas reconocidos son las terrazas de arroz, en Kenia y Tanzania destacan los pastores masái y en Bangladesh, los jardines flotantes.

Otro de esos ejemplos es el archipiélago chileno de Chiloé, a unos mil kilómetros al sur de Santiago, que representa una cultura autóctona y mezclada con la llegada de los españoles que vive básicamente de la pesca, la ganadería y la agricultura de variedades nativas como las papas.

El representante de Chile ante la agencia, Fernando Ayala, sostuvo que están intentando proteger las actividades tradicionales y promoviendo una marca de certificación para dar valor añadido a los productos de la zona.

Por otra parte, la responsable japonesa Makiko Uemoto mostró la variedad de los ocho sitios reconocidos en su país, que combinan el cultivo del arroz y del té, las prácticas agroforestales, la pesca y la ganadería de especies endémicas.

Un grave problema que afronta Japón es el descenso de su población, que se prevé que caiga más del 50% entre 2010 y 2050, lo que supondrá menor mano de obra en el campo, por lo que se necesita atraer a los jóvenes a esos lugares, destacó Uemoto.

Con los SIPAM ha aumentado el número de agricultores que se han desplazado a esos sitios”, agregó la responsable del Ministerio de Agricultura nipón, que citó otras acciones de promoción, como el comercio de productos típicos o el turismo extranjero a las zonas rurales.

Algunos oasis y palmerales de Túnez, Emiratos y Marruecos también integran esa lista de sistemas agrícolas por su gestión del agua para la defensa del medio ambiente.

El experto marroquí Seddik Saidi explicó que esos sistemas se desarrollan en las montañas del Atlas a unos 2.000 metros de altitud, donde la agricultura diversificada se adapta a las grutas, los valles y los corredores que componen el paisaje.

“Tenemos 135 especies de plantas endémicas, muchas de las cuales están protegidas por el relieve abrupto, pero amenazadas por el cambio climático y la acción humana”, remarcó Saidi, quien llamó igualmente a respetar la elección de los pobladores locales para contribuir a su desarrollo.

Fuente: EFE