Luis Almagro, excanciller de Uruguay. (Foto: EFE)

Luis Almagro, excanciller de Uruguay. (Foto: EFE)

Síguenos en Facebook



El excanciller uruguayo Luis Almagro, único candidato a secretario general de la OEA, está convencido de que la capacidad de diálogo es lo que ha llevado a Uruguay al éxito internacional y confía en esa herramienta para revalorizar y revitalizar el organismo continental, si es elegido este miércoles 18 de marzo.

“Juntos podemos darle a la Organización de Estados Americanos (OEA) una credibilidad que hoy todos reclaman”, defendió Almagro el mes pasado durante la presentación de su candidatura ante el Consejo Permanente del organismo.

La reincorporación de Cuba a la OEA, de la que estuvo suspendida durante décadas, es “una necesidad” para este abogado, padre de siete hijos y nacido en 1963 en el departamento de Paysandú (norte de Uruguay), pero su caballo de batalla es el diálogo.

Almagro insiste en ofrecer una “mejor posibilidad de diálogo constructivo entre las diferentes subrregiones y entre los diferentes esquemas ideológicos y políticos del continente”.

Cuando fue canciller del presidente José Mujica (2010-2015) predicó con el ejemplo.

Según dijo en una entrevista con Efe el pasado enero, desde ese puesto se empeño en buscar “el mejor diálogo político, los mayores niveles de cooperación, comercio y de inversión en todas las relaciones bilaterales, regionales y subrregionales”,

Al respecto, haber podido construir “las mejores relaciones en mucho tiempo” con países como EEUU, Cuba, Venezuela, así como los socios de Urugyay en el Mercosur y la Unasur significa para él haber tejido una “importante” red de diálogo, que es la que cree necesita la OEA para “redimensionarse, revalorizarse y revitalizarse”.

Este aficionado al Club Nacional de fútbol y que habla inglés, francés y alemán, tiene claro que pese a las discrepancias ideológicas, en la región hay “valores y principios” que todos los países defienden y a su modo de ver, la OEA necesita de todos los Estados para impulsar acciones conjuntas, políticas y gestiones transversales.

Como candidato a dirigir la OEA, Almagro no se ha pronunciado sobre la situación en Venezuela, uno de los temas espinosos que le tocará abordar si como todo parece resulta elegido.

Pero sí estuvo en Caracas el año pasado junto a otros cancilleres latinoamericanos en una misión dirigida a propiciar una mesa de diálogo político entre el Gobierno y la oposición en Venezuela, destinada a destrabar la crisis política de ese país.

Recibir en territorio uruguayo a varios expresos de la cárcel de la base naval estadounidense de Guantánamo, así como a decenas de familias sirias, todos en calidad de refugiados, son algunas de las decisiones más sonadas del Gobierno uruguayo durante su periodo al frente de la política exterior.

“Hemos disfrutado de una relación de trabajo positiva con el señor Almagro, con el que hemos trabajado de cerca para impulsar nuestra relación bilateral con Uruguay” durante su periodo como canciller, dijo hoy a Efe un portavoz del Departamento de Estado de EEUU, país que hasta hoy no había expresado su respaldo a la candidatura uruguaya.

La “satisfacción de haber actuado siempre sobre una base de principios y valores” es pues para Almagro el mejor balance de su labor al frente de la política exterior.

Vegetariano por convicción y con un perfil de izquierdas – pertenece al Frente Amplio, coalición política que gobierna Uruguay desde 2005 -, concluyó sus estudios de Derecho en 1987 y un año más tarde estrenó su trayectoria como diplomático, en el puesto de representante de Uruguay ante la Unesco.

En Irán continuó su periplo por el mundo en 1991, cuando fue nombrado primer secretario y encargado de negocios en la embajada de Uruguay en ese país, donde permaneció durante cinco años.

Ya en 1998 y durante un lustro más, pasó a desempeñar funciones diplomáticas en Alemania y en 2006 fue enviado, ya como embajador, a China, donde residió hasta 2010, cuando volvió a Uruguay después de que Mujica lo designase canciller, un periodo que culminó el pasado 1 de marzo con la asunción del nuevo presidente, Tabaré Vázquez.

Elegido senador para los próximos cinco años, su espíritu es “abierto y constructivo” y lo que le toque hacer lo hará “de la mejor manera”, según afirmó al poco tiempo de hacer pública su candidatura a la OEA, a mediados de 2014.

Ya en enero de este año, en un derroche de seguridad, aseguró contar con los apoyos necesarios para hacerse con el cargo: “Si las elecciones fueran hoy estarían los votos como para que ganara”, afirmó “el oso”, como le conocen sus cercanos desde que nació, cuando su padre se mostró convencido de que su hijo había superado a “lo más lindo” que había visto hasta entonces: un oso panda.

En las últimas semanas, en plena campaña para recabar votos, no ha sido raro que al desearle suerte mediante un mensaje a su teléfono contestase con un “We Keep Walking” (seguimos caminando), un lema con el que todo apunta, llegará a la meta.

(Fuente: EFE)