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La historia es la misma para miles de inmigrantes de El Salvador que viajan a Estados Unidos. La violencia de las pandillas ‘maras’ ahuyenta y persigue a ciudadanos del país centroamericano. Y cuando ya están a salvo las represalias recaen sobre sus familias.

El caso del salvadoreño Óscar Zavaleta, quien días atrás se reunió en Los Ángeles, California, con sus tres hijos amenazados por delincuentes en su tierra natal, tuvo un final satisfactorio.

El Programa de Refugiados para Niños Menores Centroamericanos (CAM) es el encargado de canalizar las solicitudes de refugio a favor de de niños y adolescentes de esa parte del continente.


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Posted by La Prensa on martes, 15 de diciembre de 2015

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