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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte , presenció hoy la repatriación de 17 pescadores vietnamitas detenidos por pesca ilegal, en una nueva etapa de distensión en el conflicto soberanista del mar de China Meridional.

“Le prometí al presidente (vietnamita, Tran Dai Quang) que les pondría en libertad pronto”, señaló Duterte en la localidad filipina de Sual, situada en la isla de Luzón, a unos 195 kilómetros al noroeste de Manila.

Rodrigo Duterte hizo su promesa durante la visita oficial que efectuó a Vietnam el 28 y 29 de septiembre pasados.

Los 17 vietnamitas fueron detenidos en aguas filipinas en septiembre y acusados de pesca furtiva, aunque luego fueron exonerados.

La presencia del mandatario en Sual es significativa porque de allí zarpan normalmente los pescadores filipinos que faenan en Scarborough, un atolón cuya soberanía reclaman China y Filipinas y que ha sido fruto de rencillas entre ambos países los últimos años.

Las cadenas de televisión local retransmitieron en directo la visita de Rodrigo Duterte a Sual dentro del nuevo contexto que propició el propio presidente filipino durante la visita a China de tres días que efectuó el mes pasado y en la que se firmaron acuerdos por valor de 24.000 millones de dólares.

La Presidencia de Filipinas, como los propios residentes de la Sual, han confirmado en los últimos días que vuelven a poder pescar en ese atolón rico en recursos marinos.

Duterte, desde que empezó su mandato único de seis años el 30 de junio pasado, se ha esforzado por mejorar la relación con Pekín y superar la tensión acumulada durante varios años por el contencioso territorial en el mar de China Meridional.

El expresidente Benigno Aquino, que gobernó Filipinas desde 2010 hasta 2016, fue más agresivo que Duterte en este asunto, buscó el apoyo y asesoramiento defensivo de Estados Unidos y demandó a china ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya.

La corte de arbitraje falló el pasado julio en favor de Filipinas y desechó las reclamaciones históricas de China sobre la mayor parte del mar de China Meridional.

China, y por extensión Taiwán, considera suyo la mayor parte de esa masa de agua salada clave para el transporte marítimo internacional porque sirve de paso entre los océanos Índico y Pacífico.

Filipinas reclama Scarborough y parte del archipiélago de Spratly, rico en recursos energéticos y marinos, mientras que Vietnam tienen intereses en Spratly y las islas Paracel.

Brunéi y Malasia reclaman zonas de las Spratly, e Indonesia ocupa el archipiélago de Natuna y ve con inquietud los movimientos chinos en la zona.

(Fuente: EFE)