Rodrigo Duterte. (Foto: EFE)

Rodrigo Duterte. (Foto: EFE)

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El Gobierno de Filipinas aseguró que su presidente, Rodrigo Duterte, no se reunirá con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, durante la próxima cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) porque “no tiene tiempo”.

“La cumbre de ASEAN son solo unos pocos días de reuniones importantes a las que se espera que atienda el presidente Duterte, y tiene una agenda muy apretada”, dijo a Efe el portavoz del Ministerio de Exteriores, Charles José.

Las declaraciones se producen después de que la ONU admitiera anoche que Rodrigo Duterte había rechazado reunirse con Ban la próxima semana en Laos, donde tendrá lugar la cumbre.

El portavoz del ministerio argumentó que Duterte tiene programadas entrevistas con 9 líderes en reuniones bilaterales durante el encuentro, incluidos miembros de ASEAN y “aliados clave”.

“(Duterte) no puede aceptar todas (las peticiones) y nadie debería decir nada negativo sobre las que no ha podido conceder”, señaló José.

El desencuentro ahonda el deterioro de las relaciones entre ambas instituciones tras las criticas de la ONU a la violenta campaña del presidente filipino contra las drogas, que en dos meses ha causado cerca de 2.500 muertos, según las últimas cifras oficiales.

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En respuesta a las críticas, en agosto Duterte amenazó con sacar a Filipinas de Naciones Unidas tras calificar la institución como “inútil” y sus críticas a su controvertida campaña antidroga como “estúpidas”.

“Si la ONU dice una cosa mala sobre mí, yo puedo decir diez cosas malas sobre la ONU”, dijo el presidente filipino que recriminó a la organización internacional su fracaso en la lucha contra el hambre, el terrorismo y los conflictos armados.

Rodrigo Duterte ganó las elecciones presidenciales el 9 de mayo con la promesa de acabar con el problema de la droga en sus primeros seis meses de mandato, y desde entonces ha instado en numerosas ocasiones a la Policía y los ciudadanos a matar a narcotraficantes y consumidores de drogas.

De los casi 2.500 muertos registrados en la campaña presidencial contra la droga entre el 1 de julio y el 31 de agosto, 929 tuvieron lugar en operaciones policiales y 1.507 en ejecuciones extrajudiciales.

Fuente: EFE