Actualmente, los restos de Ferdinand Marcos se exhiben embalsamados en la casa museo de la familia en la provincia de Ilocos, en el norte del país. (Foto: Getty Images)

Actualmente, los restos de Ferdinand Marcos se exhiben embalsamados en la casa museo de la familia en la provincia de Ilocos, en el norte del país. (Foto: Getty Images)

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El Tribunal Supremo de Filipinas dio hoy luz verde al entierro de Ferdinand Marcos en el Cementerio de los Héroes en Manila, en una controvertida decisión sobre un asunto que divide a los simpatizantes y detractores del difunto presidente.

La corte resolvió a favor de la propuesta anunciada en agosto por el presidente del país, Rodrigo Duterte , y que había sido paralizada a petición de las víctimas del régimen del exdirigente, muerto en 1989, tres años después de la revuelta popular que le depuso.

Los magistrados rechazaron con 9 votos a favor y 5 en contra los diversos recursos presentados por los opositores a Marcos, en una decisión que en los últimos meses había sido aplazada en dos ocasiones.

El fallo fue precedido por el aval al traslado de los restos por parte de una resolución de la Oficina del Procurador General, órgano independiente del departamento de Justicia que emite dictámenes en casos destinados al Supremo o a cortes de apelación.

En su argumentación, este organismo señaló que Ferdinand Marcos fue presidente, jefe de las fuerzas armadas y veterano de la Segunda Guerra Mundial condecorado con la Medalla al Valor, la más alta distinción militar del país.

También concluyó que el entierro de los restos del exmandatario en el camposanto no socava el reconocimiento y la reparación de los abusos cometidos durante su régimen ni es contrario a la Constitución de 1987.

Los argumentos coinciden con los que expuso Rodrigo Duterte al defender su decisión de trasladar los restos de Marcos, que actualmente se exhiben embalsamados en la casa museo de la familia en la provincia de Ilocos, en el norte del país.

Marcos, elegido presidente en 1965, y que entre 1972 y 1983 gobernó mediante la ley marcial, está acusado de la muerte, tortura y detención ilegal de más de 100.000 filipinos.

Durante su régimen se estima que atesoró ilícitamente entre 5.000 y 10.000 millones de dólares, según la estimación de Transparencia Internacional, lo que le convierte en el segundo líder más corrupto de la historia, solo por detrás del indonesio Suharto.

El hijo del exdictador, Ferdinand “Bongbong” Marcos, celebró la decisión y se declaró “profundamente agradecido” tanto al Supremo como al presidente Rodrigo Duterte por su “compromiso inquebrantable” en el asunto.

“Es nuestra sincera esperanza que esto conduzca la nación hacia la reconciliación a la vez que el país avanza para poder dar a todos los filipinos una vida mejor”, aseguró el hijo de Marcos.

En cambio, la senadora Risa Hontiveros acusó al tribunal de “fallar miserablemente el test de la historia” y en la preservación de la verdad sobre el régimen de Marcos.

“La decisión pretende limpiar de forma efectiva el legado de Marcos y negar los sacrificios de miles de almas valientes que lucharon y sufrieron bajo su brutal dictadura”, dijo Hontiveros en un comunicado.

La senadora urgió a Duterte a dejar de lado su “deuda y lealtad” con la familia Marcos – que, según manifestó, le financiaron la campaña electoral – y a desestimar los planes para enterrar al exmandatario en el cementerio.

El Cementerio de los Héroes, llamado Libingan ng mga Bayani en tagalo, fue creado en 1947 para dar sepultura al personal militar muerto durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente se abrió a expresidentes, héroes, artistas y científicos nacionales.

El camposanto se encuentra en Fort Bonifacio, el cuartel general de las fuerzas armadas filipinas, situado en Taguig, en el sureste de la zona metropolitana de la capital.

Marcos se presentó como el militar filipino más condecorado de Filipinas con 33 medallas, aunque estudios posteriores revelaron que varias de ellas eran ficticias, incluidas tres supuestamente concedidas por Estados Unidos.

El dictador, derrocado en 1986, falleció en el exilio, en Hawai (Estados Unidos), en 1989 y su familia regresó a Filipinas en 1992 para afrontar cientos de pleitos en los tribunales aunque ninguno ha conseguido llevarlos a la cárcel.

(Fuente: EFE)