(Foto: Wikimedia)

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En días en que el tema del maltrato de padres hacia sus hijos ocupa las primeras planas y noticieros, los especialistas advirtieron que el castigo físico o verbal afecta la salud mental de los niños.

Entre los problemas que pueden ocasionar en los pequeños figuran la baja autoestima, bloqueo de la creatividad, problemas de aprendizaje, desarrollo de su inteligencia, sentimientos de soledad, tristeza y abandono.

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Eso no es todo, la psiquiatra July Caballero aseguró que luego de un castigo físico se dañan los vínculos emocionales con los padres y el niño puede presentar dificultad para integrarse socialmente.

QUÉ HACER ANTE UNA MALA CONDUCTA

Cuando un niño se porta mal, es rebelde o no quiere hacer caso a las indicaciones de sus mayores, muchos padres o tutores tienden a desesperarse y reaccionar violentamente contra ellos.

July Caballero, especialista del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi” explicó que lo primero que se debe hacer es controlarse, con lo cual también están enseñando a los hijos a hacer lo mismo.

“Antes de aplicar un castigo a su hijo, hay que escuchar e intentar ser justo con él, quien además debe estar advertido y avisado de forma clara y firme. Una buena alternativa al castigo, es aplicar la técnica de privar de lo que les gusta”, refirió a la agencia Andina.

Los gritos o golpes de los padres no son la mejor solución. Estos generan ansiedad en los niños, quienes la próxima vez evitarán realizar el acto que hicieron, pero no porque entendieron sino por el miedo que les generó la reacción del adulto.

La aplicación de un castigo físico no tiene el mismo efecto en el aprendizaje del niño como el de imponer límites. Es decir, los padres deben explicarles cuál es la mejor manera de comportarse ya sea en el hogar, colegio o ante personas desconocidas. De esta manera, el pequeño evitará repetir la mala acción.