El nuevo mandatario surcoreano envía señal a Corea del Norte. (Foto: EFE)

El nuevo mandatario surcoreano envía señal a Corea del Norte. (Foto: EFE)

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Los nombramientos realizados hoy por el nuevo presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, para varios cargos clave de su Gobierno subrayan su voluntad manifiesta de mejorar las relaciones con Corea del Norte en un momento de especial tensión con Estados Unidos en la península.

Como primer ministro, cargo que en Corea del Sur equivale al de vicepresidente (el presidente es tanto jefe de Estado como de Gobierno), Moon ha nombrado a Lee Nak-yong, veterano político liberal y experiodista.

Lee ha sido gobernador durante los tres últimos años de la provincia de Jeolla del Sur, enmarcada en la región de Honam (suroeste), fortín liberal donde jamás han ganado los conservadores.

Durante la rueda de prensa celebrada en la Casa Azul (la residencia presidencial en Seúl) para anunciar la nominación de Lee y el resto de cargos, Moon ha dicho que el político de 67 años es “alguien capaz de encabezar la integración, la unidad y la armonía” nacional, que va a perseguir su Ejecutivo.

Como su jefe de gabinete, Moon ha designado a Im Jong-seok, otro liberal de Jeolla que trabajó como su primer secretario en campaña y que comparte con él un pasado de exactivista estudiantil y una clara voluntad de acercamiento con Corea del Norte.

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El exparlamentario de 51 años ha estado seis años en la Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional y como universitario formó parte de la polémica delegación que participó sin permiso de Seúl en el Festival de la Juventud y los Estudiantes de 1989 en Pyongyang, donde el grupo se reunió con el fundador del régimen, Kim Il-sung.

Im y el resto fueron encarcelados al regresar al sur, país que técnicamente permanece en guerra con Corea del Norte desde 1950 y que aún impide cruzar la frontera a sus ciudadanos sin un salvoconducto específico.

Im es considerado un elemento capital para reforzar el papel mediador de Seúl en la actual crisis en la península, marcada por las insistentes pruebas de armas norcoreanos y la dialéctica endurecida de Estados Unidos y tras diez años de pésimos lazos con Pyongyang merced a la actitud de los Gobiernos conservadores surcoreanos.

Asimismo, Moon ha elegido a Suh Hoon como nuevo director del Servicio Nacional de Inteligencia (NIS).

Como miembro de este organismo durante casi 30 años, Suh fue una figura clave a la hora de gestionar las dos históricas cumbres intercoreanas que se celebraron en Corea del Norte en la pasada década y que reunieron a Kim Dae-jung y a Roh Moo-hyun, respectivamente, con el entonces líder del régimen de Pyongyang, Kim Jong-il.

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El propio Suh ha dicho hoy en rueda de prensa que Moon podría viajar en el futuro a Pyongyang para mejorar el clima intercoreano si se dan las condiciones adecuadas, aunque ha subrayado que aún es muy pronto para apuntar en esa dirección.

El nuevo Gobierno surcoreano va a encarar las secuelas del caso de corrupción de la ‘Rasputina’, que ha supuesto la destitución y arresto preventivo de la expresidenta Park Geun-hye e indignado a la sociedad surcoreana.

Park está acusada de crear una trama junto a su amiga Choi Soon-sil, conocida como la ‘Rasputina’ por su cercanía con la exmandataria, que extorsionó millones de dólares a los chaebol (los grandes conglomerados controlados por clanes familiares) a cambio de un trato de favor para estos grupos empresariales.

Moon insistió hoy en su intención de reformar los chaebol y ha dicho que, tal como y prometió en campaña, tendrá su oficina presidencial en el centro de Seúl en vez de en la Casa Azul.

El complejo está ligado simbólicamente al autoritarismo de los líderes de las juntas militares que gobernaron el país durante casi tres décadas hasta 1987 y también a la expresidenta Park (hija del dictador Park Chung-hee).

Fuente: EFE