Capas de hielo en Antártida son capaces de retroceder hasta 50 metros al día. Foto de un iceberg. (Foto: Andrea Spallanzani/Pixabay)

Capas de hielo en Antártida son capaces de retroceder hasta 50 metros al día. Foto de un iceberg. (Foto: Andrea Spallanzani/Pixabay)

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Al final de la última Edad de Hielo, hace unos 12.000 años, las capas de hielo que rodeaban la costa antártica llegaron a retirarse a una velocidad de hasta 50 metros diarios, lo que es mucho más rápido de lo que se observa hoy, según un nuevo estudio que publica Science.

Dirigida por el Instituto Scott de Investigación Polar, de la Universidad de Cambridge, la investigación se centró en la delicadas crestas, similares a olas, formadas en el fondo marino de la Antártida para calcular la rapidez con que el hielo retrocedió hace unos 12.000 años durante la desglaciación a nivel regional.

Las imágenes de esas crestas, que se produjeron donde la capa de hielo comenzaba a flotar, tienen una resolución “sin precedentes” y fueron tomadas por un vehículo submarino autónomo (AUV) que funciona a unos 60 metros sobre el fondo marino, explica en un comunicado la Universidad de Cambridge.

El director del Instituto, Julian Dowdeswell, destacó que ahora se sabe que el hielo es capaz de retroceder a velocidades mucho más altas que las que vemos hoy en día.

Y agregó que “si el cambio climático continúa debilitando las plataformas de hielo en las próximas décadas, podríamos ver velocidades de retroceso similares, con profundas implicaciones para el aumento del nivel del mar a nivel mundial”.

Los actuales satélites recogen información detallada sobre las tasas de retirada y adelgazamiento del hielo alrededor de la Antártida, pero los datos se remontan a unas pocas décadas.

Sin embargo, el cálculo de la velocidad máxima a la que una capa de hielo puede retroceder, utilizando conjuntos de estas crestas del lecho marino, “revela tasas de retroceso históricas que son casi diez veces más rápidas” que las máximas observadas hoy en día.

El objetivo del equipo de Dowdeswell era investigar la forma y el flujo presentes y pasados de las plataformas de hielo, las enormes secciones de hielo flotante que bordean alrededor del 75% de la costa antártica, donde actúan como un refuerzo contra el flujo de hielo del interior.

“Al examinar las formas del fondo marino, pudimos determinar cómo se comportó el hielo en el pasado”, dijo Dowdeswell, que fue científico jefe de la expedición al mar de Weddell.

Los investigadores dedujeron que estas pequeñas crestas fueron causadas por el hielo que se movía arriba y abajo con las mareas. Asumiendo un ciclo estándar de 12 horas entre la marea alta y la baja, y midiendo la distancia entre las crestas, pudieron determinar con qué rapidez retrocedía el hielo al final de la última glaciación.

En aquella época, y según los cálculos, el hielo retrocedía hasta 40 o 50 metros diarios, una tasa que equivale a más de 10 kilómetros por año.

En comparación, las imágenes de los satélites muestran que las tasas de retirada más rápidas en la Antártida hoy en día son “mucho más lentas”. Por ejemplo, en bahía de la Isla de Pino llegan a unos 1,6 kilómetros por año.

Fuente: EFE